Al andar por la noche hay que tomar
ciertas medidas para protegernos de la aparición de genios, ánimas y parecidos
entes. Para empezar no hay ni que saludarles; al pasar al lado no hay que
decirles “Buenas noches”, o algo parecido. Teniendo dudas sobre si quien viene
de frente es buena o mala persona hay que preguntarle, “¿Vienes con buenas o
malas intenciones?”, rápidamente santiguarse. En caso de tener malas
intenciones desaparecerá de inmediato. En caso de entablar contacto con un
ánima, no se le puede dar la mano ni tocar, ya que están incandescentes por el
calor del Purgatorio; para darles la mano hay que protegerse con un pañuelo.
Como las ánimas van por la acera, para no cruzarse con ellas lo mejor es
caminar por medio de la calle. Todo esto nos señala Anton Erkoreka en uno de
sus libros sobre cuentos, leyendas y supersticiones de Bermeo, Bizkaia.
Es de agradecer que gracias a la labor
de muchas personas, de sus investigaciones y recopilaciones, podamos acceder a
estas informaciones. Los narradores y narradoras, accedemos a un instrumento
gozoso para el trabajo, además de ser fuentes de conocimiento. Por supuesto
muchas de estos relatos y creencias, quedan en estos tiempos algo trasnochados;
porque, ¿cuánta gente puede haber que crea en el encuentro nocturno e
inquietante, con un ánima del purgatorio en una acera de su localidad? Aún así,
si se quiere narrar historias, nos ayudaran a entender los mundos fantásticos
que han ido creando las personas y las culturas. La fantástica y la imaginación
parten de una lógica similar, llevándonos a nuestros mundos interiores.
Quien cuente deberá saber cómo traer
todas esas creaciones fantásticas a nuestro tiempo, cómo adaptar esos mundos
imaginativos llegados de antaño a nuestra fantasía contemporánea. Enseñar
quienes son en este mundo nuestro los que traen buenas o malas intenciones.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA