terça-feira, abril 30, 2013

Recordar


         Hace poco, después de una sesión de narración, se me acercó una mujer comentándome que mientras escuchaba los cuentos tradicionales vascos de la sesión, le venían al recuerdo los relatos de su abuela. Otra amiga trajo también a la memoria su infancia, dónde los relatos eran habituales. Dónde se contaba, quién, qué. Sin televisión en casa de alguna manera había que pasar el tiempo. Más de una vez se suele acercar alguien con parecidas palabras. Sobre todo cuando se cuentan historias tradicionales. Los cuentos como pasatiempo casero no es algo tan lejano. La casa además de espacio familiar era una suerte de espacio comunitario, un espacio de transmisión cultural. Contar cuentos era uno de los pilares de esa transmisión.
         Contar cuentos no es contar, ni siquiera escuchar; contar cuentos es un ejercicio de recuerdo. Adentrándose por veredas fantásticas, empujado por la memoria, el narrador ofrece las sensaciones, imágenes, reflexiones que le genera el relato, para que quien escuche pueda adentrarse por los suyos propios. El público tendrá que hacer el mismo ejercicio que quien narra, es decir, poner en danza la memoria a través de lo que ve y escucha, y viajar hacia si mismo, con el cuento como pretexto.
         La narración es un juego de la memoria o no es. Cuando contamos cuentos vamos a otros territorios, fantásticos a veces, reales otras, pero siempre guardados en algún rincón de nosotros mismos. Removiéndolos reflexionaremos sobre nosotros mismos, lo que fuimos, lo que somos, lo que querríamos ser. Para comprender los senderos de la vida hacemos viajes a la memoria. Y cuando contamos, partimos.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130430/400502/eu/Oroituz