segunda-feira, março 21, 2011

Cuento-Poteo

Inmejorable el comienzo de este año del Festival Internacional de Narración Oral Ahoz-Aho, que se celebra en los pueblos gipuzkoanos de Tolosa y Ordizia. A los organizadores, la agrupación de activistas culturales Asvinenea y el grupo alicantino La Caratula, se les ocurrió la idea de comenzar

el festival con un Cuento-Poteo por las calles y bares de Ordizia. En este punto convendría explicar en qué consiste el poteo. El poteo es ir tomando potes en cuadrilla por los bares. El pote se le llama al trago que se consume en el bar, un vaso de vino, de media cerveza (zurito), txakolin…, o lo que le apetezca a cada cual. Deben de ser tragos cortos, ya que se cambia de bar continuamente. Se realiza, normalmente por la tarde antes de cenar, y también al mediodía. Para hacer más “viable” el poteo están los pinchos, pequeños bocados expuestos en la barra de los bares. Durante el poteo las cuadrillas charlan tanto en los bares como en el

camino entre ellos, intercambiando informaciones diversas, haciendo comentarios sobre distintos temas, a veces tranquilos, a veces “calientes”. No es raro que en los bares se produzca cierta interacción entre distintas cuadrillas que coinciden en ellos, socializando los comentarios, muchas veces jocosos. Aún no siendo una explicación demasiado antropológica de esta costumbre, espero que el lector o lectora se haga una pequeña idea del hecho. El cuento-poteo, se plantea inmerso en este ambiente.

Al llegar a Ordizia, pudimos obesevar, gratamente, la decoración expuesta en la fachada de lacasa de cultura Barrena, donde coloridas calabazas gigantes de distintos tamaños se disponían por doquier, visualizando así el lema del festival de este año: “Hala Bazan…. Este lema hace referencia al final más conocido y extendido de los cuentos vascos que reza (con una traducción aproximada): “Si fue así o no lo fue, que se meta en la calabaza (el cuento), y aparezca en la plaza de… (aquí se menciona al pueblo que se desee)Ordizia”. Una buena idea que nos lleva directamente por el camino de los cuentos. Una vez reunidos en el bar donde estaba pensado comenzar el acto lúdico-narrativo, el narrador bizkaino Doro Zobaran (que un par de horas antes presentó su espectáculo infantil) agarró su guitarra e invitó a todos a acompañarle cantando uniéndose Txefo, componente junto con Anduriña de la pareja “narrativa” Badut, con su charango. A partir de aquí los cuentos y los cantos acompañaron a las gentes que poteaban de bar en bar, de calle en calle. Los cuentos de Doro, Anduriña y Txefo, Irantzu Mantxo y el que esto subscribe, fueron surgiendo a pie de calle, encima de una silla, entre las gentes que compartían la barra del bar. Alprincipio podían verse caras de extrañeza, sin lograr entender lo que ocurría, pero enseguida las sonrisas

y comentarios se adueñaron, siquiera por un momento, del ambiente tabernero, logrando competir exitosamente con el partido televisado. Al cabo de dos horas finalizó el cuento-poteo, eso sí cantando y contando.

Una experiencia hermosa digna de repetirse tanto en Ordizia como en otros lugares,conscientes de las

dificultades, por supuesto, que conlleva contar en este tipo de ambiente. El contar cuentos durante el poteo es una suerte de reivindicación de la palabra dicha en un espacio cada vez más ocupado por la música que surge de altavoces por encima del volumen de la voz humana, por retransmisiones deportivas televisadas que apagan otro tipo de transmisiones vocales. Las tabernas no son solamente lugares donde se bebe, son lugares de encuentros de gentes, quizás principalmente eso, donde se desarrollan e intercambian informaciones, relatos, anécdotas, amores, discusiones, confidencias… Son lugares en los que compartimos, espacios vivos en los que se socializan las relaciones humanas, positivas y, cómo no, negativas también. Llevar el cuento narrado a estos espacios, no como una actuación al uso o presentación de un espectáculo, sino integrado en ese ir y venir de gentes, contribuye a hacer de la palabra protagonista de nuestras relaciones, y, al mismo tiempo, llevar la imaginación y la fantasía a una actividad, aparentemente intranscendental, más o menos cotidiana y alejada de lo que llamaríamos circuitos culturales. Puede ser, también, una manera de conjurar la realidad a través de los relatos contados, alejándonos del pensamiento uniformado y proponiendo un pensamiento basado en la interlocución y la reflexión.

Por todo ello, y quizás más, la apuesta por organizar el cuento-poteo es digna de mención y, además nos lo pasamos estupendamente, esperando que se repita. Un interesante y bello comienzo para el Festival Ahoz-Aho y no cabe sino agradecer tanto a los organizadores del evento como a los ayuntamientos de Ordizia y Tolosa el poder llevarlo a cabo, no sólo este acto sino el festival en su conjunto.

Y si así fue, o no fue, que entre en la calabaza y salga en…