sexta-feira, dezembro 16, 2011

El teatro desnudo


         “Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro lo observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral. Sin embargo, cuando hablamos de teatro no queremos decir exactamente eso”[i]. Con estas palabras abre Peter Brook su conocido ensayo “El espacio vacío”. Por supuesto esto no es más que el principio, a partir de aquí nos ofrece una hermosa lección sobre el arte teatral. Pero por ahora quedémonos con esa reflexión, es decir, ¿de qué hablamos cuando hablamos de teatro? Comencemos por la simplicidad, por el hecho teatral en su concepción básica, como hicieron Eugenio Arozena y Xabier Lete en su trabajo dramático “Antzerkia deuseztik izatera” (El teatro de la nada a la existencia”, obra escrita para el grupo teatral Intxixu. En este trabajo escénico planteaban un recorrido por distintas expresiones escénicas y teatrales desde las representaciones prehistóricas hasta la época contemporánea.
         Esa concepción vacía de la acción teatral que plantea Brook quizás pueda entroncarse con aquellas representaciones prehistóricas, cuando aquella simplicidad era suficiente para expresar las preocupaciones y reflexiones sobre la existencia humana y su lugar en el mundo. Con la evolución de la Historia, el teatro evolucionó también. Se fue llenando aquel espacio vacío. El escenario se cubrió con un edificio. Ese edificio se convirtió en un espacio elegante. Y con ello, el hombre que cruzaba el escenario perdió importancia en beneficio del continente. Asistir al teatro se convirtió acudir a una estructura arquitectónica. Aun espacio lleno, lleno de cosas. “Decimos que el cine mata al teatro tal como era cuando nació el cine, un teatro de taquilla, salón de descanso, asientos con bisagra para permitir libremente el paso del público, candilejas, cambios de decorado, entreactos, música, como si el teatro fuera por propia definición esto y poco más”.
         Ya hace años que el escritor inglés publicó ese importante trabajo y propuesta teatral. Hace años, también que la pareja Arozena-Lete propusieron ese viaje escénico para salir de la inexistencia. En estos momentos que presentan los presupuestos institucionales se vislumbran también viajes de retorno, hacia la nada, el vacío. El teatro se está convirtiendo en un escenario vacío. Ahí están los edificios, con sus ventanillas, asientos reclinables, telones y decorados; pero si uno se coloca en mitad de la platea no escuchará los pasos del hombre que cruza el escenario. Ni el juego parateatral de Xelemon. Percibirá el teatro desnudo, ya que los actores están en la calle, fuera del edificio, representando la nada.

Artículo publicado originalmente en euskara en la revista ARGIA: http://www.argia.com/argia-astekaria/2302/antzerki-biluzia


[i] El espacio Vacío. Peter Brook. Edit Nexos Barcelona 1986

terça-feira, dezembro 13, 2011

¿Qué contar? ¿Cómo?


         “¿Las personas hacen la sociedad, o la sociedad las personas?”, se preguntaron hace tiempo en la sociología. Al contar cuentos suelen aparecer de vez en cuando reflexiones y dudas del estilo, es decir, ¿Es el cuento el transmisor de ideas, actitudes o valores, o lo es el narrador? En ello estábamos Bea y yo, charlando sobre el tratamiento de la mujer en los cuentos tradicionales. Discusión tan vieja como enredada, ya que, añadido a las reflexiones y discusiones que podamos tener los narradores y narradoras sobre el tema, hay que tomar en cuenta la acogida y respuesta por parte del público en relación al tema que nos ocupa. ¿Contar los cuentos tradicionales tal y como los recibimos o cambiarlos? ¿La creación en función de las ideas, o las ideas en función de la creación? Del mismo que Brecht puso a un obrero preguntándose ante la historia, los narradores y narradoras, como sujetos creadores, tendremos que hacernos preguntas ante los cuentos.
         Los cuentos tradicionales me encantan y soy un ferviente defensor de ellos. Los cuentos de tradición oral, a diferencia de los escritos, no son relatos acabados, fijos, estáticos; por el contrario, son relatos comunitarios que viven en constante transformación. Son creaciones que han ido adaptándose a través de los tiempos y culturas. ¿Qué se puede, entonces, cambiar y qué dejar? He ahí la cuestión. Para responder, o intentarlo al menos, a tal cuestión es imprescindible y necesario conocer los cuentos tradicionales, así como sus evoluciones temporales y culturales. El narrador, la narradora, tendrá que reflexionar sobre ello, pero, al mismo tiempo, reflexionar en torno a la sociedad que habita, sus posiciones, actitudes, contradicciones. Quien cuenta cuentos no puede ser un creador que viva aparte de la sociedad. Pero, ¿sólo los narradores?


Publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://www.gara.net/paperezkoa/20111213/309451/eu/Ze-ipuin-kontatu-eta-nola