Una vez intenté encontrar el cuento
donde apareciese el Príncipe Azul, quiero decir en qué versión tradicional, no
en una de esas ediciones infantiles (en todos los sentidos). Fui a una
recopilación, a otra; Grimm, Perrault, Afanasiev, Barandiaran, Joan amades,
Azkue, Webster… Nada. Dude si había mirado bien, si algún cuento se ocultó.
Pero nada, de nada, no conseguí encontrar al Príncipe Azul ese. Por supuesto
que encontré muchos príncipes y princesas, reyes y reinas, campesinos
miserables, brujas buenas y malas, jóvenes pobres, niños y niñas valientes y
desgraciados, pero el Príncipe Azul… ¿Por cuál rendija se coló en los cuentos
que nos ha dejado la tradición oral? ¿Y las Princesas Rosas? No he conseguido
encontrarlos. Entonces, ¿quién decidió vestirles con esos colores?
En las últimas semanas se a encendido
la polémica porque una editorial vasca ha publicado dos tomos con cuentos
tradicionales, uno azul para niños y otro rosa para niñas. La editorial ha
decidido que no volverá a publicarlos, aunque llevaban tres años en el mercado
con una buena aceptación. ¿Cuál ha sido el criterio de los editores para hacer
esa diferencia? ¿Cuál la de los compradores para escogerlos?
No creo que el único problema sean los
colores, me parece algo más preocupante. Las leyes del mercado cultural si se
basan en el consumo acrítico, si desaparece el pensamiento crítico, estaremos
construyendo y manteniendo una sociedad débil, ignorante y dependiente de los
mercados. Tenemos que ponernos gafas multicolores, pintarnos las orejas con el
arco iris. Imponerle al mercado nuestras leyes. Los príncipes Azules y las
Princesas Rosas no existen, os lo juro.
Publicado en euskara en el diario GARA