segunda-feira, outubro 10, 2022

LOGÓGRAFOS

             

El abate Bautain publicó en 1865 un estudio sobre el arte de hablar. “Hablar en público es dirigir la palabra a muchas personas a la vez, a una asamblea convocada formalmente o con motivo de un interés cualquiera”. A continuación, explicará cómo hay que hablarle al auditorio. No es algo nuevo ofrecer enseñanzas sobre las razones para hablar ante otras personas y, sobre todo, los instrumentos para ello. Aristóteles en su “Retórica” y Cicerón en “El Orador”, daban algunas instrucciones sobre el tema. En un tiempo, los hábiles curas sermoneadores, eran solicitados aquí y allá para que mostrasen el arte de sus agraciadas lenguas desde los púlpitos. No es fácil hablar delante de la gente. Irene Vallejo, en su maravilloso libro El infinito en un junco, nos cuenta que, en la antigua Grecia, al no existir los abogados, quien tenía que hacer frente a un juicio, tanto para defenderse como para acusar, y no siendo agraciado en el verbo, contrataba los servicios de un profesional para que le escribiese su alegato, que debía aprenderlo de memoria. Esos profesionales eran los logógrafos. Estos personajes eran oradores que, gracias a estos trabajos, buscaban dinero y fama.

Los narradores, en tanto que creadores y artistas, al modo de aquellos oradores de aquella antigua Grecia, estamos condenados a la precariedad; pero, quizás, tal y como hicieron aquellos, tendríamos que descubrir la manera de escribir discursos compuestos de bellas y eficaces palabras que otros recitarán en voz alta, con la esperanza de ganar fama y buen nombre. De narrador a logógrafo. Hay podemos encontrar el antídoto a la precariedad. O no.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA