quarta-feira, dezembro 28, 2011

Inocente


         Un cuento tradicional nos explica la procedencia del dicho “la verdad de Getaria” (en castellano algo así como “verdad de perogrullo”). Esperando no levantar demasiadas iras entre los getariarras, la expondré por encima siquiera.
         Parece ser que en Getaria (Gipuzkoa) no conocían la verdad y teniendo la necesidad de ella enviaron a tres personas a Iruñea (Pamplona), con el encargo de pedírsela al obispo. Al llegar a la ciudad tres estudiantes tunantes viendo en ellos la oportunidad de sacar unos cuartos para la merienda de ese día, les engañaron convenciéndoles que ellos trabajaban para el obispo y que se la pedirían en su nombre. Al cabo de un rato y tras el pago de unas monedas, les entregaron una sopera tapada, diciéndoles que allí dentro se encontraba la verdad del obispo, pero que no abrieran el recipiente hasta llegar al pueblo. Y los tres paisanos tomaron el camino de regreso. Al llegar al pueblo, todos los habitantes se agolpaban en el salón de la casa consistorial, ávidos de conocer la verdad. Cuando depositaron la sopera enseguida se percataron de la pestilencia que surgía de aquel recipiente. El alcalde, queriendo comprobar si el gusto se complementaba con el olor, introdujo un dedo en la sopera y después de llevárselo a los labios, exclamó: “¡Esto es mierda!”. Se acercó el cura y, efectuando la misma operación, confirmó: “¡Es verdad!”. Y en Getaria todo fue alegría y alborozo.
         Son muchos los relatos populares a lo largo del mundo que nos hablan de la búsqueda de la verdad. La misma Biblia nos presenta a Dios como la única y verdadera Verdad. La búsqueda de la verdad es un camino interminable para las personas humanas; y en nombre de esa verdad se han dicho grandes mentiras y cometido atrocidades enormes. Pero a quien todo lo cree lo tenemos por una persona inocente; en cambio, al mentiroso lo tomaremos por lúcido, despreciable acaso, pero alguien que sabrá abrirse camino en la vida. Habrá quien se ría a costa de los de Getaria por ser tan inocentes, sin caer en la cuenta que no es más que un cuento, y, quizás, sin percatarse de que sus verdades están envueltas en la pestilencia de sus mentiras.

Publicado originalmente en euskara en: http://www.gara.net/paperezkoa/20111227/311961/eu/Inuxente