quarta-feira, maio 28, 2014

Angola tem feitiço

         “Angola tem feitiço”, cuenta Dulce. Habla con dulce voz, conversando con su memoria. Tiene la mirada viva y la sonrisa lenta. Angola aparece en su mirada. Siendo aún colonia portuguesa viajo con su marido y su hija. Todavía, a sus 87 años, lleva África pegada en sus palabras, en el recuerdo, en las pupilas. Escuchando a Dulce, Angola se convierte en un lugar maravilloso, un lugar lejano hechizado, donde todo es posible. Entonces, Angola se convierte en el país de nuestros sueños.
         “Nuestro tío abuelo solía comenzar los cuentos con: “Había una vez en Checoslovaquia…”, cuenta Carles. Su tío nunca estuvo en Checoslovaquia, en aquel lejano lugar, el cual seguramente sólo existía en su imaginación. Y allí podía ocurrir de todo; allí, donde las bicicletas tenían las ruedas cuadradas.
         “Tenemos que ir a Panamá, oso. En Panamá todo huele a plátano”. El pequeño Tigre convence al pequeño Oso para conocer el lugar de sus sueños, en el precioso cuento ilustrado de Jannosch “Oh, qué bonito es Panamá”. Los dos amigos vivirán una aventura maravillosa camino de Panamá. Es que, es tan dulce el aroma a plátano…

         Cada persona buscamos nuestro territorio maravilloso, donde todo es posible. Ese territorio lejano, ya que el cercano es el de la cotidianidad; pero allí, en la lejanía, en Angola, Checoslovaquia, Panamá…, acontecen aventuras inesperadas. Y cuando alguien nos cuenta lo que se sucede en aquellos lugares comenzamos un viaje extraordinario. El narrador traerá a quien escucha aquellos relatos lejanos; sin embargo, ha tenido que estar allí. Embarcado en el velero de la imaginación. Atrapado por el feitiço.