quarta-feira, maio 14, 2014

La Fábrica

         “En la fábrica estábamos un montón de chicas, trabajando unas al lado de otras”. Como muchas mujeres, nuestra madre entró joven a trabajar. El Errenteria de entonces estaba repleto de fábricas de todo tipo y eran muchas las mujeres jóvenes que trabajaban en ellas. La madre montaba enchufes y otros componentes eléctricos. No son pocas las historias que hemos escuchado de esa época. Las anécdotas, una detrás de otra. Hay que imaginarse cómo sería aquella fábrica con sus cuatrocientos trabajadores y trabajadoras. Siendo muy joven conoció su primera huelga, en pleno franquismo. Las discusiones con el encargado por estar hablando entre ellas mientras trabajaban. “Una vez me mandaron a casa por hablar. Aquel encargado siempre metiéndose con nosotras”. La Fábrica Electromecánica Guillermo Niessen la fundó en 1914 un empresario llegado de Alemania huyendo de la guerra. El Errenteria de entonces era un pueblo netamente obrero, con fábricas y talleres por doquier, la Pequeña Manchester le llamaban. “No era como ahora; entonces se veía mucha gente por la calles muy de mañana, todos camino de las fábricas. Y para las diez de la noche todos durmiendo”.
         Han abierto una exposición recordando los 100 años de Niessen, y las imágenes de la mente aparecen en blanco y negro. Hileras de mujeres trabajando unas junto a la otras, ensamblando las piezas eléctricas de encima de la mesa. Imágenes de la fábrica. Fotografías de trabajadores. Mujeres reunidas para la fotografía. Tiempos de antaño. Historias de había una vez.

         La historia se convierte en relato de manos del tiempo; cuando se relatan en la cocina de casa. Lo que para los niños son tiempos remotos, para los adultos son vivencias de juventud. Las imágenes que se adhieren a la imaginación viven en un territorio fantástico y cuando se visten de palabras se convierten en relatos extraordinarios. Hace mucho tiempo en una fábrica unas mujeres trabajaban…

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA