“(…)
es diferente que te cuenten una historia o que te la canten. Cuando te la
cantan te llega al corazón y la comprendes”. Son palabras dichas por el
músico Paco Ibañez en una entrevista publicada en el diario GARA. En la misma
entrevista decía que “el verdadero destino de una canción es convertirse en
canciones que te habitan, que se te meten dentro, y allí donde vas tú, van
contigo”. Las canciones de Paco son aquellas que se llevan dentro. Muchas veces
nos han descubierto un poeta, un deseo de conocimiento sobre el autor, o, otras
muchas, nos han ofrecido un cambio de mirada sobre aquel escritor estudiado en
la escuela.
Kantatzen duen herria ez da inoiz hilko
(Un pueblo que canta no morirá nunca) cantábamos y bailábamos con el grupo Negu
Gorriak. Y le dábamos la razón al Voltaire: «(…)les
peuples qui demeurent, ou plutôt qui sautent au pied des Pirénées, et qu’on
apelle Vasques ou Vascons» (…los pueblos que habitan, o mejor que bailan al
pie de los Pirineos, y que se llaman vascos o vascones). La canción que se nos
cuela en la entrañas nos acompañará toda la vida en las amistades, la soledad,
viajando, luchando, trabajando, en el amor, en el odio. La historia de la canción
la hacemos parte de nuestra historia personal.
Todos arrimamos, a veces, el ascua a
nuestra sardina, como hace Ibañez en este caso. Claro que es diferente recibir
una historia cantada o contada. Pero de ahí a decir que sólo con el canto
llegará esa historia al corazón y se entenderá, me parece demasiado. Cuanto te
cuentan un cuento tratará de hacer también el camino hacia el corazón, para así
entenderlo, para que nos acompañe allí donde vayamos. Al escuchar, contar una
historia, se hará un lugar en nuestro interior en forma de experiencia vital. ¿O
en la cocina del caserio Apakintza de su familia el niño Paco sólo escuchó
canciones? ¿No escuchó historias contadas que le habitaron el corazón? ¿No las
ha tenido como compañeras de su viaje vital?
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA