Sihara
y Juanma hace tres años abrieron una pequeña librería, en Errenteria. Noski, Claro en euskara. Pequeña y entrañable.
Y son poetas. Juanma dice que seguramente en toda su vida no tendrá tiempo para
leer los libros que tiene en casa; pero cuando
en la librería está colocando en la estanterías o las mesas los libros recién llegados,
le parecen libros huérfanos que le dicen “llévanos
contigo, llévanos contigo”; y no puede negarles una casa acogedora, las
caricias de unas suaves manos, la mirada de unos tiernos ojos. Sabe que quizás
en un largo tiempo no podrá prestarles mucha atención, que no tendrá tiempos;
pero llegará un momento, en alguna tarde descolocada, que redescubrirá ese
montón de libros y, nuevamente, oirá esas voces de libros huérfanos que le
llaman, “léeme, léeme”. Entonces,
delicadamente, lo rescatará del montón, lo desempolvará y le vendrá a la memoria
el día que lo acogió en su casa. Y porqué. Se sienta, lo abre pausadamente. Y
el libro le ofrece un hogar.
Con los cuentos ocurre igual. A
saber porqué, hay un cuento que te llama, te susurra que lo acojas en tu hogar,
que lo acaricies con tus labios. Y lo llevas contigo, sin saber hasta cuándo.
No tomáis compromisos temporales; mientras estéis a gusto y gozosos
intercambiaréis palabras. Y hay historias que se quedan para siempre; y las hay
que se consumen fugaces en un momento de pasión volcánica.
Somos huérfanos, esperando que un
libro o una historia nos acojan.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA, con ocasión del día del libro.