domingo, abril 22, 2018

ENTRETENIMIENTO

“Entendámonos sobre la palabra “entretenimiento”. ¡En absoluto designa la risa, la alegría, la broma! (...) Por “entretenimiento” se debe entender lo que se sirve de los aparentes medios del teatro (la representación, los decorados, los actores, “las réplicas que dan en el clavo”...) para reforzar las opiniones de los espectadores que evidentemente son las opiniones dominantes. En efecto, hay que recordar sin cesar que lo propio de una opinión dominante es dominar realmente el espíritu de todo el mundo” (Elogio del teatro. edit continta me tienes, madrid 2016). Preguntado al respecto, de esta manera respondía en 2012  el dramaturgo y filósofo Alain Badiou al periodista Nicolas Troug, en una entrevista abierta al público dentro del Festival de Teatro de Avignon. En los últimos tiempos, es algo normal hablar de entretenimiento al referirse a la cultura. Las artes escénicas se nos presentan demasiadas veces desde la administración pública, al presentar sus programaciones, como actividades lúdicas para pasar el tiempo. Propuestas de entretenimiento ligeras, pregonando una tregua ante los problemas cotidianos de la vida. Propuestas que nos entretengan; pero, como nos avisa Badiou, que se desarrollarán bajo el palio de la opinión dominante. No hacer pensar, no hacer reflexionar, no impulsar a rebelarse, dejar pasar el tiempo, sin más.

Contar cuentos se presenta también demasiadas veces como una actividad de entretenimiento, un bonito pasatiempo. Muchas veces quien narra lo presenta así, y, entonces, cuando la opinión dominante domina nuestra narración, ha dominado también nuestra mente y nuestra vida.