“El arte ha sobrevivido paralelamente a los acontecimientos de cada
cultura”. Ha muerto recientemente el artista plástico Nestor Basterrechea,
pero, felizmente, además de su obra nos ha dejado diferentes ideas y
reflexiones sobre el arte y la cultura. Como creador, o inventor como solía
decir él, no veía su obra apartada de la realidad que vivía y le vivía, sino
mano a mano con ella. “En el maravilloso
mar del arte tienes que esforzarte en aportar tu mililitro. El resultado del
esfuerzo: el artista le coge la delantera a la sociedad”. La labor del
creador también es ofrecer a la sociedad sus reflexiones; enseñar esas
reflexiones a través de su obra, y con esos mililitros enriquecer intelectual y
culturalmente la sociedad. Abrir caminos de reflexión.
Cuando Basterretxea nos habla
de su paso del plano al espacio, es decir, de la pintura a la escultura, nos
ofrece a los creadores un interesante pensamiento. Pongamos por caso la
relación entre narración oral y literatura. La historia escrita en un papel se
nos ofrece en un plano bidimensional; al pasar esta historia a lo oral, aparece
en tres dimensiones. Y aún podríamos hablar de la cuarta dimensión, la del
tiempo. El narrador creará su relato en el espacio, y en el tiempo. Siendo así
que tendrá que investigar su creatividad más allá de lo escrito, reflexionando
sobre su relación con el espacio. Y con el tiempo.
La generación de artistas
vascos a la que perteneció Nestor Basterrechea, tanto en sus trabajos como en
sus reflexiones, nos ofrece a los creadores actuales interesantes caminos de
pensamiento. En la narración oral, por ejemplo, sería indispensable reflexionar
sobre si nuestras propuestas creativas viajan paralelas a la sociedad que
habitamos. Si aportamos a ese mar que mencionaba Basterrechea, algún mililitro.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA