quinta-feira, outubro 27, 2016

FO

Es una discusión recurrente entre narradores. ¿La narración oral es literatura o teatro? ¿Es, quizás, una mezcla de los dos? ¿O, simplemente, es una actividad creativa con personalidad propia? Como ocurre muchas veces, tal discusión es lo más parecido a un remolino sin salida. Yo, si queréis saberlo, considero a la narración oral como un arte escénico, con una identidad propia, aunque tenga influencia de la literatura, pero, sobre todo, con una gran relación con el teatro. La narración oral es una actividad artística que ocurre en directo, una vez escenificada no volverá a representarse del mismo modo, tal y como ocurre en el teatro. La comunicación corporal, los movimientos, los gestos, la voz..., en muchas ocasiones tienen más fuerza que la palabra misma, siendo el cuerpo quien dirigirá la palabra. En opinión de muchos, ocurre al contrario. Y de esta manera, entramos una vez más en el remolino.
Pero al ver a Dario Fo en escena, presentando alguno de los monólogos del Misterio Buffo, me aferro más a mi idea. El narrador en escena, contando un relato maravilloso, los personajes en danza, construyéndolos en el aire. No necesitas entender el italiano para seguir la narración, para reir con ella, para encandilarte. Es el bufón, narrador y actor en el mismo cuerpo.
Mucho tenemos que aprender los narradores del bufón, de Darío Fo. Contar una historia nomes solamente ensalzar la belleza de la palabra dicha. Contar historias es danzar el cuerpo, haciendo uno la voz, los gestos, los movimientos. Demostrar que el mundo se puede cambiar.

sexta-feira, agosto 26, 2016

SALUDADORES

Si eres el séptimo hermano de siete, sin mujeres entre medio, y tienes encima o debajo de la lengua la marca de una cruz, tendrás el don de ser saludador. Los saludadores tenían la gracia de curar la rabia. El investigador de la oralidad, el vasco Jabier Kalzagorta nos llama la atención sobre estos personajes. La guipuzcoana Mikela Elizegi nos describe en sus memorias a un saludador que conoció en 1876, en su pueblo de Asteasu, en Gipuzkoa: “Era de Albiztur [un pueblo cercano al suyo], un hombre muy pequeño. Vestía con una blusa azul (…). Y algunos tienen una cruz encima de la lengua y otros debajo. Aquel la tenía encima”. Para curar el mordisco de un perro rabioso introducía en su boca aceite hirviendo y luego lamía con su lengua la herida. La RAE define a los saludadores como embaucadores, que decían curar la rabia con el aliento, la saliva y con ciertos conjuros. Mira por donde, la curación por la boca y las palabras.

Últimamente se está extendiendo la opinión de la capacidad sanadora de la narración. Más que saludadores, los cuentos son sanadores. Los narradores sanadores del alma. Quizás, saludadores de la rabia que contagia la vida. A decir verdad, no llego a comprender esa exaltación de la capacidad sanadora de los cuentos. La palabra nos cura, dicen; pero también nos enrabia. El narrador no es curandero, ni sanador ni pseudo-médico. El narrador es una persona que ofrece ante el público una propuesta artística. No se introduce aceite hirviendo en la boca para lamer heridas; no tiene una cruz en la lengua. Pero, quizás, se pueda imaginar una interesante narración con la vida de aquel saludador de Albiztur.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA

quinta-feira, agosto 11, 2016

DE DONDE


Una vez encontré una curiosa noticia en algún diario. Un hombre era condenado por mantener relaciones sexuales con un sofá. Si no recuerdo mal la condena era de cinco meses de prisión. La noticia explicaba que un policía fuera de servicio vio cómo un hombre mantenía relaciones sexuales con un sofá al borde de la carretera; inmediatamente paró y lo detuvo. En otro diario leí otra noticia igual de curiosa. Un joven era detenido tras atracar un banco a cara descubierta. La policía pudo comprobar su identidad al visionar los videos, lo cual extrañó al joven ya que decía que eso no era posible al haberse rociado la cara con zumo de limón lo cual le volvía invisible. Los respectivos juicios no tendrían ningún desperdicio. Hay otros relatos curiosos que nos llegan por boca de distintas personas. Nuestro padre cuenta que hace tiempo, cuando alguien moría en Pasajes de San Juan, pueblo de la costa gipuzkoana, tenían que traer el ataúd de Pasajes Antxo, al otro lado de la bahía. De ello se encargaba un hombre que había sido guardia civil. Cuando era necesario cargaba en su chalupa el ataúd y cruzaba a remo de una orilla a otra con su carga fúnebre. Me parece una metáfora increíble. Un guardia civil llevando cargado en su barca un ataúd. Un Creonte moderno atravesando lentamente, en lugar del rio Estigia, .la bahía de Pasaia, anunciando la muerte.

Muchas veces me preguntan de dónde saco las historias, y entonces cuento estas curiosidades. La vida está conformada por historias increíbles. Tener las orejas y los ojos abiertos es una necesaria obligación del narrador.

quinta-feira, maio 05, 2016

KALAKARI

         En Euskara a la pequeña tablilla que hay en el molino harinero, a la cítola o tarabilla, se le llama kalaka, onomatopeya del ruido que hace: kala-kala-kala. Cuando está en marcha, el molino repite sin cesar: kala-kala-kala. Con ese interminable kala-kala-kala habla el molino. Kalaka se refiere asimismo al infinito desparrame de palabras que se extiende hasta sacar de sus casillas a quien lo sufre. Y kalakari es la persona que lo produce. El kalakari no tiene compasión con el de al lado, su verborrea le entra por la oreja al cuitado que tiene enfrente hasta reventarle el cerebro. Como ese interminable y exasperante kala-kala-kala del molino. Mas el del molino se puede parar cortando el curso del agua y dando fin a ese interminable traqueteo de la cítora. ¿Cómo parar, en cambio, la palabrería del kalakari? Da la impresión que en esa lengua carnosa que hace la función de la tablilla del molino, acoge todos los diccionarios habidos y por haber. Grandes debates se forman sobre si el kalakari respira al hablar. Quizás emplea la técnica de la respiración continua que se utiliza al tocar algunos instrumentos de viento, como la alboka, la que sigue sonando mientras el músico respira. No hay tema sobre el que no opine convencido el kalakari y conoce, además, los sucedidos más curiosos. De la boca del kalakari surgen las palabras a velocidad punta, batiendo records. El kalakari sale de la misma horma que el kalanbriatsu y el kalapitalari. Es, al mismo tiempo, solidario con el tarabilla, versión castellana de la misma tablilla molinera, ese personaje que habla mucho y apriesa sin orden ni concierto. Cuando el tarabilla se junta con los tres vascos, estén donde estén, montan una kalamatika de la de dios es cristo.

         Es un gran riesgo para el narrador transformarse en kalakari, en tarabilla. Perdido en una borrachera de palabras, olvidando la razón de contar, puede convertirse en náufrago en el mar de la narración. Perdido el rumbo, mareado en el balanceo de las palabras, los cuentos golpearán como olas su embarcación maltratada, y el último lo hundirá. No sabiendo por qué ni para qué cuenta, del narrador solo se oirá: kala-kala-kala.

segunda-feira, maio 02, 2016

BERRITSU

            La palabra vasca berria podemos traducir al castellano como nueva-o y también noticia. De ahí deriva la palabra berritsu que podríamos traducirlo literalmente como "quien trae muchas nuevas, noticias", es decir, como hablador, aunque en el sentido de charlatán, es decir, hablador en demasía. A los niños que no paran de hablar y contar cosas se les suele llamar berritsu, de una manera simpática, casi tierna. Nos hace gracia oír a un niño, a una niña pequeña hablar sin parar. De todas maneras, ese infantil zambullirse en el idioma y en la necesidad de decir nos puede llevar de la sonrisa a la desesperación, sin saber cuándo callará. Entre adultos, en cambio, ese contar sin fin no parece tan simpático. El berritsu puede ser también un indiscreto, que nos calienta la oreja con cosas que nos importan un pito, hasta quemarla a veces. Berritsu es aquella persona que nos trae noticias sin parar, periodista hablador de mil sucedidos. Deportista de élite en palabrear. El berritsu continuará con su infinito decir aún en medio del concierto punk más atronador. Por mucho que la profesora intente acallarlo, el niño berritsu continuará hablando entre dientes. Berritsu es un gimnasta del idioma, élite del periodismo, cumbre inalcanzable de filólogos, competencia del murmullo acuático, promotor perseverante de la venta de aspirinas.

            ¿No seremos los narradores orales la intelectualidad de los berritsu? Más de una vez me han solido preguntar, después de una sesión de narración, extrañados, cómo podemos estar hora y media hablando sin parar. “Entrenando con los amigos”, suelo contestar medio en broma. Puede que los narradores seamos los berritsu del arte de la oralidad. De todas maneras, exige mucho trabajo atrapar de una manera artística al público en las garras de la narración, sin caer en la charlatanería, transitando en la cuerda floja de la charla.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA

KONTAKATILU

         Desde la mañana temprano el bar Paraíso era un ir y venir de gente. Los trabajadores y trabajadoras del cercano mercado, clientes del mismo, los que iban a uno u otro trabajo, o quienes, levantándose temprano, iban a otro tipo de quehaceres, se tomaban su tiempo para desayunar. O, simplemente, tomar un café. Al acercarse a la barra y pedir un café con leche, el viejo Patxi siempre tenía la misma pregunta: ¿En vaso o en taza?. La costumbre o las ganas del momento encaminaban la respuesta. El vaso o la taza marcaban el comienzo del día, los acontecimientos del día se recogerían en uno u otro recipiente, las anécdotas matutinas… ¡Cuántas historias se recogerían en aquellas tazas! Un recipiente de historias. En idioma vasco existe una palabra que recoge los dos términos: Kontakatilu. Podríamos traducirlo como taza de historias; pero en realidad no se refiere a un objeto, sino a una persona, es decir, a una persona que es una taza de historias, de relatos; una persona que cuenta, una taza que cuenta.

         El idioma es juego, juego de significados. Las palabras, como en la danza, se juntan, se separan, se vuelven a juntar, saltan, giran, juntas, agarradas. Cada una aporta su significado, creando otro al unirse. En constante evolución, en un viaje creativo. Kontakatilu, tiene en su interior el contar y el recipiente; sin embargo, siendo dos son una palabra. El o la kontakatilu guarda en su interior innumerables historias para contar y, como un mago, las hace aparecer por aquí y por allá, una anécdota, un relato, una experiencia, un cuento,… El kontakatilu nos hace vivir con el ilusionismo del decir. Pero hay que tener cuidado, ya que el exceso nos puede llevar a otro de los significados de la palabra, el de delator, el de chascarrillero, maledicente; el de hablador de palabras vacías. Entonces, el café con leche en vez de en una elegante taza, lo tomaremos en un vaso vulgar y corriente.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA

sexta-feira, março 18, 2016

¿POR QUÉ?

            Hace poco concluyó en Bilbao el Festival de narración oral Istorio Biziak/Cuentos Encadenados. Este año celebraban la tercera edición con espectáculos tanto para adultos como para niños, además de complementar distintas expresiones de oralidad como la narración oral y el bertsolarismo. Nada más acabar el evento de Bilbao comenzaba en las localidades gipuzkoanas de Ordizia y Tolosa el festival internacional de oralidad Ahoz-Aho, llegando a su novena edición. Dentro de la programación se incluye desde hace cuatro ediciones el único concurso de Narración Oral de Cuentos. Tanto en un festival como en el otro participan narradoras y narradores punteros de Euskal Herria así como otros venidos de fuera de nuestras fronteras, todos ellos y ellas con un reconocido oficio dentro de la narración oral. Junto a ellos, se tiene en cuenta un espacio para aquellos y aquellas que comienzan en este oficio, algo importante para hacer, lo que en términos deportivos se conoce como cantera. Dos festivales interesantes y necesarios para conocer la actualidad de la narración oral, tanto vasca como foránea. ¿Por qué entonces el escaso interés de los medios, salvo en crónicas locales? ¿Por qué la narración oral no tiene el sitio que se merece en las noticias culturales?
            Quizás sea por la imagen que social y periodísticamente se tiene de la narración oral como un bonito pasatiempo infantil. Y algo así, un mero pasatiempo, no da para una noticia interesante, parece ser. Algo tendrá que ver, también, la ignorancia que se tiene  sobre la importancia de la narración oral como fenómeno cultural, por lo que no puede visualizarse en su dimensión cultural y creadora. Por ello, quizás, nos siguen preguntando en la entrevistas: “¿Los cuentos no son solo para niños, verdad?”

Artículo publicado originalmente en euskara en el diario GARA

segunda-feira, fevereiro 29, 2016

La madre

            Conocía el cuento de Kukubiltxo de las recopilaciones de Jose Miguel de Barandiaran. Un día hablando con mi madre sobre cuentos me contó uno que les contaba mi abuela de Azkoitia y que de pequeña le gustaba mucho, el cuento de Kukubiltxo. Me quedé sorprendido, ya que canciones le había oído muchas pero cuentos ninguno. La versión editada por Barandiarán la recogió Pedro Sodupe en 1920, en Azkoitia, precisamente la que mi abuela llevó en sus labios hasta Errenteria, donde crió su familia. Pero tuvieron que pasar muchos años para que yo la oyese de boca de mi madre. La cadena, felizmente, no se rompió del todo.
            Con ocasión del día internacional de la Lengua Materna, el PEN Club vasco organizó entre otras actividades la proyección del documental producido por l ONG Garabide, “Beltzean Mintzo” (Hablando en negro), donde se recogen reflexiones de miembros de distintas comunidades indígenas de América, en torno a los esfuerzos por revitalizar sus idiomas. Hablaban de que la transmisión de la lengua no era solo enseñar las palabras, sino transmitir un mundo, que todo estaba relacionado. Las palabras de aquellos y aquellas kitxuas, aimaras y demás compañeros, se me hicieron muy cercanas, reconociéndome en ellas. El riesgo de perder sus idiomas, la ruptura de las cadenas de transmisión y otros problemas, no parecían venir del otro lado del océano, sino que resonaban demasiado cerca. Nuestros pueblos e idiomas, marginados, empequeñecidos, maltratados, menospreciados, se alzaban en una misma voz a lo largo del documental; el océano no nos separaba sino que nos unía en una solidaridad cultural e idiomática. El valor de la transmisión, su defensa hablaba en lenguas diferentes pero con un espíritu común. Kitxuas, aimaras, amazings, vascos, bretones, gallegos, occitanos…, en defensa de sus idiomas, sus culturas, para que el mundo no sea un lugar monocolor, para que la globalización cultural e idiomática no destruya legados que la humanidad ha ido forjando a lo largo de su existencia.

            Cuando contamos cuentos en los idiomas minorizados que hemos recibido en casa, no son solo palabras las que traemos, sino la continuación de un largo camino que viene de antaño. Para que Kukubiltxo no se pierda.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA