sexta-feira, setembro 03, 2021

VACACIONES


 Resulta curiosa esa costumbre de disfrazarnos de veraneantes cuando viajamos a algún lugar, no necesariamente lejano, de vacaciones. A cada cual le vendrán a la memoria distintas vestimentas cuasi ridículas; de los demás, por supuesto. Pero, admitámoslo, todos tenemos ciertos atuendos propios de las vacaciones; para convencernos de que estamos de veraneo, fuera de las rutinas diarias, para reflejar que reflejamos otra realidad, en el espejo también. Del mismo modo cuando llegan las fiestas ocurre algo parecido. Tengo un amigo que conserva desde la adolescencia un gorro festivo, muy popular en su tiempo, con la inscripción “Gora Euskadi Askatuta”; que se lo pone solamente en las fiestas de nuestro pueblo, pero no en la de ningún otro.

Actitudes como estas no son baladís. El filósofo Huizinga en su “Homo Ludens”, nos da alguna explicación sobre este proceder, relacionado con el juego. “El juego no es la vida “corriente” o la vida “propiamente dicha”.  Más bien consiste en escaparse de ella a una esfera temporera de actividad que posee su tendencia propia”. De hecho, las vacaciones, o las fiestas, es una vida que se encuentra fuera de la habitual “vida”; y necesitamos de ese juego, para alejarnos de la cotidianeidad rutinaria, entrando en “otra esfera” de actividad. La vestimenta vacacional es parte de ese juego.

Al narrar cuentos sabemos muy bien de la necesidad de dicho juego. Al narrar nos colocamos fuera de la realidad, para jugar, para convertir lo imposible en verdadero. Entonces, en el juego de narrador y oyente, la imaginación se torna realidad,; mandando lo cotidiano de vacaciones. Así, cuando regresemos de las vacaciones, habremos recargado energía para cambiar la realidad.

Publicado originalmente ene euskara  en el diario GARA

quarta-feira, junho 30, 2021

DISIDENCIAS

 


El hijo ha salido a cazar focas por una larga temporada. Lejos. Su madre y su esposa se han quedado en solas en la cabaña. La suegra ha confeccionado un pene con el hueso de una foca y lo ha recubierto con la fina piel de la misma; y se lo ha colocado. Ocupando el lugar del hijo, ella es la que va a cazar focas y, al regresar, entra en la cabaña y abriendo el abrigo de piel, le enseña los pechos a la nuera y le susurra: “¡Ven cariño!”

            Este viejo cuento inuit muestra que las cuestiones de identidad sexual no son de ahora. Es verdad también, que el cuento no termina muy bien, ya que al regresar el hijo, piensa que su madre está endemoniada y la mata. De todas maneras, la respuesta que le da su esposa es para tener en cuenta: “Pero, ¿qué has hecho? Has matado a mi marido”.  Da que pensar al menos. Como este cuento hay, en cada cultura a lo largo del mundo, multitud  que nos hablan sobre las relaciones sexuales, muchas veces de una manera cruel. También es de los inuit la historia de dos mujeres que huyendo de los malos tratos del marido de las dos, deciden vivir juntas, escondidas dentro de una ballena varada en una playa pedregosa. O aquel cuento amazónico, que nos cuenta la historia de una joven a la que no le interesaban los chicos de su aldea y se daba placer a sí misma. Los relatos que nos hablan del deseo de vivir cada cual su sexualidad con libertad, están extendidos por todo el mundo, en todas las culturas. Desgraciadamente, el poder vivir una sexualidad no heteronormatiba en libertad no es posible. Y eso no es un cuento.

            La libertad es, quizás, poder susurrar sin miedo: ¡ven cariño! 


Publicado originalmente en euskara en el diario GARA


quinta-feira, maio 13, 2021

Huérfanos

 

Sihara y Juanma hace tres años abrieron una pequeña librería, en Errenteria. Noski, Claro en euskara. Pequeña y entrañable. Y son poetas. Juanma dice que seguramente en toda su vida no tendrá tiempo para leer los libros que tiene en casa;  pero cuando en la librería está colocando en la estanterías o las mesas los libros recién llegados, le parecen libros huérfanos que le dicen “llévanos contigo, llévanos contigo”; y no puede negarles una casa acogedora, las caricias de unas suaves manos, la mirada de unos tiernos ojos. Sabe que quizás en un largo tiempo no podrá prestarles mucha atención, que no tendrá tiempos; pero llegará un momento, en alguna tarde descolocada, que redescubrirá ese montón de libros y, nuevamente, oirá esas voces de libros huérfanos que le llaman, “léeme, léeme”. Entonces, delicadamente, lo rescatará del montón, lo desempolvará y le vendrá a la memoria el día que lo acogió en su casa. Y porqué. Se sienta, lo abre pausadamente. Y el libro le ofrece un hogar.

            Con los cuentos ocurre igual. A saber porqué, hay un cuento que te llama, te susurra que lo acojas en tu hogar, que lo acaricies con tus labios. Y lo llevas contigo, sin saber hasta cuándo. No tomáis compromisos temporales; mientras estéis a gusto y gozosos intercambiaréis palabras. Y hay historias que se quedan para siempre; y las hay que se consumen fugaces en un momento de pasión volcánica.

            Somos huérfanos, esperando que un libro o una historia nos acojan.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA, con ocasión del día del libro.

segunda-feira, janeiro 04, 2021

OJOS

            Con el final del año Ojanko perderá el último ojo; para comenzar el nuevo con ojos renovados, tantos como días tiene el año. Como un boxeador maltratado, así los ha ido perdiendo este año, amoratados e inflamados, ya que, día tras día, la paliza no ha tenido descanso. Al genio del tiempo de nuestra cultura vasca -y de otras adyacentes-, en vez de tratarlo con ungüentos, lo hemos llenado de maldiciones, improperios e insultos, enviándolo al rincón  de la historia. Muchos de esos perdidos ojos morados e inflamados, tenían la mirada de la cultura, y entre ellos algunos, miradas de narración oral. Como ese boxeador que se balancea afectado por la paliza, así andan las creadoras y creadores, esforzándose por no besar la lona, agarrándose a las cuerdas, con la mirada borrosa, sin poder acertar de dónde vendrán los golpes, con la esperanza de que toque la campana cuanto antes. El creador ya no recuerda en qué asalto se encuentra en este combate que comenzó hace tiempo. Pero aguanta en pie, las rodillas temblorosas, los músculos dañados, las cejas reventadas, el cerebro rebotando en el cráneo; pero sin besar la lona.

            La paliza recibida por la cultura este año que terminó, ha sido espectacular. El combate, en cambio, no es nuevo, sino centenario. La narración oral, por ejemplo, lleva tiempo contra las cuerdas de este ring. Peleando en el mercado de tiempo libre infantil, haciendo de boxeador simpático,  enseñando la sonrisa desdentada, pero vestido con guantes de colorines. Mientras tanto la paliza continúa. Este año entrante tendremos la vacuna, para poder aguantar el interminable siguiente asalto. Los ojos, en cambio, continuaran morados e inflamados, sin poder conjurar la maldición de Ojanko.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA