Son como las plantas las palabras. Para
sobrevivir necesitan oxígeno, luz, agua y tierra. Las plantas, bien cuidadas,
no devolverán belleza, et con la fotosíntesis, revivirán el aire. Del mismo
modo, las palabras, necesitan del oxígeno de la respiración, la claridad
mental, la humedad de la boca y la relación con la tierra. Con un buen cuidado
nos devolverán belleza, y una renovación de aquello que nos rodea. Las palabras
formarán historias y las historias cobrarán vida propia en la voz y el cuerpo
de quien las narra; y en el viaje hasta quien las escucha crecerán y se
expandirán, como las esporas florales, fecundando vida. La narradora es como la
jardinera. Tiene un hermoso jardín que cuidar, distintas plantas, de aquí y de
allá, grandes y pequeñas, fuertes y delicadas, altivas y humildes. Entre todas
formarán el Jardín de las Delicias.
Los amigos de Alabazan han convertido
durante el mes de Febrero Bilbao en un gran jardín. Con las jornadas d
enarración Cuentos Encadenados-Istorio Biziak, están fecundando la ciudad. Las
esporas habladas, como flores, llevan a los bilbaínos y a quien se acerque por
los senderos de la imaginación. Van floreciendo con historias, cuentos, bertsos;
abonando lo cotidiano con imaginación, oxigenando las angustias, iluminando las
sombras. Al contar cuentos, el cemento que nos aguanta se resquebraja, dejando
sitio a hierbas enérgicas.
Parece que la narración oral va
afirmando cada vez más su presencia en nuestras programaciones culturales. Cuentos
Encadenados-Istorio Biziak es una propuesta que refuerza ese camino.
Alabazan,
ala bedi/Si así fue, que así sea.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA