En España,
después del golpe de estado de 1981, se hicieron famosas unas cuantas
expresiones, una de ellas esta: “Ni está, ni se le espera”. Aquellas
expresiones, por supuesto conocidas anteriormente, pasaron a socializarse de
una manera más extensa y a utilizarse en distintas situaciones, con
reminiscencias de aquel hecho. Por ejemplo, en la ausencia de críticos en los espectáculos
de narración oral, ni están ni se les esperan. ¿Por qué?
La labor de
los críticos ha sido, es y será criticada habitualmente entre las gentes de las
artes escénicas y otros creadores; a veces con razón, otras muchas respondiendo
a un ego dolido. Se suele decir que un crítico literario es un escritor
frustrado, así como que uno de teatro es un actor o dramaturgo igualmente frustrado;
por lo que dirigen sus frustraciones hacia los trabajos de los demás, hablando
desde su torre de marfil. Es verdad que hay gente así, como también es verdad
que hay muchos críticos que saben argumentar sus opiniones desde un conocimiento
del tema, sin ser resabiados y con humildad, pero también con la necesaria crudeza
a veces y responsabilidad; siendo estas opiniones valoradas por los creadores
como aprendizaje en su trabajo. Al mismo tiempo ofrecen a los aficionados
pautas y criterios para valorar y reflexionar sobre los trabajos creativos. Par
los narradores y narradoras, en cambio, ni bien ni mal, nada. El vacío crítico
más absoluto en los medios de comunicación. Los críticos de artes escénicas no
aparecen en las sesiones de narración, ni para ponerlas a parir. La más
absoluta indiferencia por parte de esos, por qué no, especialistas.
Esto
tendría que llevarnos al menos a dos reflexiones. Por una parte en referencia a
los críticos, ¿qué es lo que hace que exista esta indiferencia?, ¿desconocimiento
de esta oferta cultural?, ¿falta de interés? Pero por otra parte, en lo que nos
toca, los narradores y narradoras también tenemos que reflexionar sobre ello. ¿Es
solamente un error achacable a los críticos? ¿La imagen que ofrecemos de la
narración oral, resulta interesante y atractiva para el mundo de las artes
escénicas? ¿Dónde, cómo, con que objetivos presentamos nuestros espectáculos?
Tenemos que
reivindicar las críticas a los espectáculos de narración oral, pero al mismo
tiempo tendremos que reflexionar sobre nuestras creaciones y ofertas
artísticas. Y asumir las críticas que pueden venir.
Articulo publicado originalmente en euskara en el diario GARA