"Os
dedos só sirven para acatar as ordens que o coraçao dá". Jose Manuél Neto
toca fados con la guitarra; y cuando habla de fados habla de la vida,
convencido de que esa música es más que creación y gozo. Cuando sus dedos
bailan la guitarra, representan un mundo interior, teniendo a quien escucha
como acompañante en ese viaje. Se encenderá la eterna discusión entre técnica e
instinto, es decir, si para transmitir todo eso la técnica es necesaria ,
aunque sin instinto la técnica no sirve de nada. Por otro lado, el instinto no
será suficiente, o quizás necesario, sin el conocimiento técnico del
instrumento. De todas maneras, estando a favor de una u otra idea, serán las órdenes del corazón las que tendrán
que dirigir tal actividad, como dice Neto.
Quien
cuenta tendrá los labios como hacedores de su actividad, como los dedos del
fadista. Serán los labios quienes externalicen los caminos de la narración,
como los dedos del fadista bailan las cuerdas. ¿De dónde surgirán, entonces,
esas palabras? Aquí también tendremos la discusión entre técnica e instinto.
Las reglas del idioma ante las reglas el instinto. El instinto por entre las
rendijas del idioma. El narrador, la narradora, tendrá que navegar en esos dos
ríos, si no quiere que la narración se hunda en aguas procelosas. Tendrá que
colocarse allí donde las aguas se encuentran, bebiendo de las dos, uniendo en
un rio narrativo esas afluentes.
Pero
cuando ofrezca su narración, el narrador tendrá que partir sintiendo de donde
crea. Sintiendo dentro de si la razón de ello, para que su narración no sea sin
más un conjunto de palabras correctas, bellas y adecuadas. Los labios del
narrador, como los dedos del fadista en la guitarra, sólo están para cumplir
las órdenes del corazón, para hablar, más que de cuentos, de vida.Publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130108/381521/eu/Ezpainen-dantza