quinta-feira, fevereiro 19, 2015

La primera palabra

         El escenario tiene 7 metros de anchos por 4 de fondo. Está vacío. Oscuro. Las luces de la sala descubren la vacuidad de la escena. El público espera en las butacas. En pocos minutos comenzará el espectáculo. El narrador mira entre cajas ese espacio vacío. Oye el rumor del público. Está calculando el lugar más adecuado para situarse en el escenario. Cuál será el recorrido que hará. ¿Cuántos pasos necesitará? Tendrá que ubicarse a la luz de las luces como previamente han decidido. Antes de la entrada del público ha estado repasando el recorrido para entrar al escenario. Ha imaginado el público en el teatro vacío. Ha imaginado cómo empezar. El teatro vacio le parece un libro en blanco. Y ahora, que el espectáculo está a punto de comenzar, ha repasado todo en su mente. Pero hay algo que le preocupa, ¿cuál será su primera palabra? ¿Comenzará con un simple saludo o utilizará una forma clásica para comenzar los cuentos? ¿Cuál será el momento preciso para pronunciar esa primera palabra? No puede precipitarse, pero tampoco puede perderse en un silencio incómodamente largo. Sabe que hay un momento preciso, un momento que se siente, concreto que, respirando y con naturalidad, deja salir la primera palabra. Esa palabra será acompañada por un gesto o un movimiento, o no. Esa primera palabra anunciará el espacio sonoro del narrador

         Se apagan las luces. Se silencia el murmullo. Se encienden las luces del escenario. Comienza el espectáculo. El narrador respira profundamente y se adentra en el espacio vacío. Le acompaña la primera palabra.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA