quarta-feira, setembro 12, 2018

Capitalismo

¿Podemos considerar un espectáculo de narración oral como una mercancía? ¿O podemos decir que es una actividad que se sitúa fuera de las leyes del mercado? ¿La narración oral en tanto que trabajo creativo, puede situarse al margen de reglas de juego que impone el neoliberalismo?
La narradora, como otras muchas artistas, para llevar a cabo su creación deberá trabajar muchas horas fuera del escenario, imaginando, leyendo, informándose, investigando,... Y todo eso sin saber si todo ese esfuerzo concluirá en un espectáculo que la dejará a gusto, o funcionará con el público.  Y otra de las preocupaciones que tendrá será si ese producto será vendible; es decir, si las personas que se dedican a la programación cultural lo tendrán en cuenta. Sabrá, que la narración oral dirigida a adultos, tendrá un lugar marginal en las programaciones escénicas; debido a esto, preferirá dar preferencia a espectáculos infantiles; al menos, si no quiere estar fuera del mercado cultural. Sabe, además, que si plantea su trabajo como fomento a la lectura o a la educación en valores, será más “vendible”. Si quiere hacer frente a la fiscalidad que la ahoga, a un mínimo sueldo, tendrá que hacer una oferta que se pueda vender en función de la demanda, para estar en los circuitos culturales; y a pesar de ello, la precariedad penderá sobre si como una espada de Damocles. Sentirá como el mercado condiciona su trabajo creativo. Entonces, la pregunta sería, ¿hace lo que realmente quiere?; o, dicho de otro modo, ¿puede hacer un recorrido creativo propio fuera del mercado de la oferta y la demanda sin caer en la marginalidad?

La influencia del capitalismo y el neoliberalismo en las creaciones de los trabajadores escénicos, y, por extensión, en la cultura, merece una seria reflexión.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA