terça-feira, novembro 19, 2013

Programando


Es conocida la frase con la que algunos, bastantes, programadores suelen rechazar un espectáculo: "no es adecuada para mi público". Oida aquí y allí, en un tiempo pensaba que era algo así como una leyenda urbana atribuída a estas personas, hasta que la oí de boca de una de ellas. Es curiosa esa capacidad de apropiarse de la opinión de un grupo heterogéneo de personas llamada público, agrupándolas en un determinado gusto estético, sin consultarlo con ellas, por supuesto. Además, de alguna manera, se infantiliza a ese público, al negarle la autonomía de poder optar por este o aquel espectáculo, siendo otra persona, el programador, por supuesto más preparada para tomar ese tipo de decisiones, quien decide qué le conviene ver y qué no. Ante esta cuestión suelo pensar dónde se podrá comprar un grupo de público para poder responder ante el anterior comentario con un "tranquilo yo me traigo a mi público". De todas maneras hay que admitir que el llevar a cabo un programación cultural digna no es algo que se haga en un pis-pas. 
Hay también otro tipo de programaciones llevadas a cabo de una manera aficionada, es decir, por personas que dedican parte de su tiempo libre a promocionar las actividades culturales a través, por ejemplo, de asociaciones, la mayoría de las veces con ayudas públicas.
Por supuesto que a estas personas no se les puede exigir el mismo grado de responsabilidad y conocimiento del hecho cultural que a quien se dedica profesionalmente a ello. De todas maneras, sería interesante saber los criterios utilizados a la hora de llevar a cabo esas programaciones, si obedecen a un interés y conocimiento sobre aquello que se programa, o en cambio, se busca más un efecto mediático, y para ello se programan espectáculos en los que predomina esa idea. Dichos grupos culturales tendrían que ser el contrapunto a la manera institucional de llevar a cabo las políticas culturales. Y, ante todo, los integrantes tendrían que interesarte realmente en el hecho cultural, fomentando el debate en torno a ello y no plegarse sin más a estándares culturales o a lo que "la gente quiere", otra expresión similar a la anteriormente mencionada.
Y la narración oral, cómo aparece en estas programaciones culturales? Qué criterios se utilizan a la hora de organizar una sesión de cuentos? Quienes programan ya saben en qué consiste la narración oral? Asistirán a espectáculos de narración? Serán las sesiones de narraciones oral adecuadas para los públicos de los programadores? Seran los programadores adecuados para los narradores?

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA