terça-feira, abril 23, 2019

KARAKA

Para llegar a la ciudad de Karaka tendrás que ir al monte. Aunque no sabrás a cual. Cuando estés en él sabrás que estás. Cuando atravieses el bosque sentirás que ese es el sitio que buscas. Anda sin prisas, sintiendo el entorno, percibiendo la fuerza que emana del bosque, respirando el perfume de la hojarasca, escuchando el sonido de la naturaleza. Verás senderos aquí y allá; tendrás que intuir cual de ellos te llevará a Karaka. Seguramente en el primer intento te confundirás, y en el segundo; pero, llegará un momento en que sabrás que es ese. Continúa y encontrarás una puerta de piedra, la entrada a Karaka. Tendrá que pronunciar en voz alta las palabras mágicas: Abrite Portas Klis-Klas! Se abrirá arrastrándose. Cuando te adentres en la sima te envolverán las tinieblas. Hay que cerrar la puerta: Zerrate Portas Klis-Klas! Entonces se hará la luz y delante tuyo descubrirás la Karaka, la inimaginable ciudad de piedra. Un río de leche y miel la cruza. Las edificaciones y las calles son de piedra, piedra enmohecida y brillante. Te cruzarás con seres que solo viven en la imaginación. Cuando te dirijas a ellos tutéales siempre; y si entras en una tienda, o en una casa, sal siempre como has entrado. Gigantes de un solo ojo, hermosas muchachas con pies de pato, duendes que habitan en un alfiletero… Todo es posible en Karaka.

Al contar cuentos hay que descubrir el sendero adecuado, sin saber cual será. Hay que abrir la puerta de la imaginación utilizando la fórmula adecuada; y una vez dentro creer que todo es posible. Abrir la puerta de Karaka es adentrarse en la vida.

Columna publicada originalmente en euskara en el diario GARA.

segunda-feira, abril 22, 2019

LO

No hay mapas para llegar a la ciudad de LO*. Ni siquiera un pequeño papel arrugado que señale unos pequeños senderos. La viajera no encontrará ninguna manera de llegar hasta LO. Ningún rastro. En ningún sitio aparecerá ninguna referencia al lugar. Le parecerá una no-ciudad. Pero LO existir, existe. Es una ciudad soñada. Para transitar por sus calles la viajera tendrá que mecerse en el dormir; para llegar al país de los sueños. Tendrá que tener un sueño dulce, tranquilo, darle al cuerpo la ligereza de una pluma, transformar el pensamiento en una ligera brisa de otoño. Entonces, quizás, llegará a LO. Las calles son al mismo tiempo estrechas y espaciosas; espaciosas para que no ahoguen, para que el viento transite en libertad. Estrechas para que los habitantes estén unos cerca de otros, para escuchar sus latidos. Las casas se transforman en cualquier momento, según los deseos. No hay relojes, para que el tiempo viva libre. En la ciudad de LO los sueños se hacen realidad; todo es posible en la ciudad de LO, allí donde viven los cuentos.
El recien finalizado Festival Internacional de Oralidad AHOZ AHO ha transformado las localidades de Tolosa y Ordizia en las ciudades LO. Escuchar cuentos es viajar al país de los sueños, allí donde todo es posible. Los y las narraadoras venidas desde Euskal Herria, Colombia, Venezuela, Cuba han contado las hsitorias de sus ciudades LO. En la última jornada del festival, les han otorgado las Calabazas de Oro, emblema del festival, al escritor Juankruz Igerabide, a la profesora e investigadora Leire Diaz de Gereñu y al grupo de narración Alabazan. Habitantes de LO.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA

*Lo en euskara es el dormir, acompañado del verbo auxiliar Egin=hacer señala la acción de dormir, lo egin=hacer el dormir, literalmente. Tener sueño sería logura= querer dormir.
El sueño, en el sentido de la evocación de imágenes durante el dormir, se denomina Ametsa. Soñar, es decir la acción de tener sueños, se dice Amets egin, es decir, hacer sueños.