“La conciencia de nuestras
limitaciones es, en definitiva, una conciencia de nuestra realidad. En medio de
la niebla de la desesperanza y la duda, es posible enfrentar las cosas cara a
cara y pelearlas cuerpo a cuerpo: a partir de nuestras limitaciones, pero
contra ellas.
En este sentido, resulta tan
desertora una literatura “revolucionaria” escrita para convencidos, como una
literatura conservadora consagrada al éxtasis en la contemplación del propio
ombligo”.
Son estas, líneas escritas hace tiempo
por Eduardo Galeano. Una pequeña mención a reflexiones más extensas en torno a
la postura y la imagen que el escritor
tiene de su oficio en la sociedad. Robando al escritor uruguayo su reflexión,
sustituyamos escritor por narrador oral, ya que no hay mucha diferencia, uno
coloca letras en el papel, el otro palabras en el aire. Reflexionemos sobre el
lugar que toma el narrador en una situación de crisis y complicaciones como la
actual. El narrador habla a la gente desde el territorio de la imaginación, le
trae historias a la conciencia, ofrece relatos a quien tiene delante para que
se adentre por los senderos de la imaginación. ¿A dónde querrá llevar a quien
le escucha? ¿Desde qué reflexiones partirá para invitar a reflexionar a sus
escuchadores? Se habla mucho de despertar conciencias, pero ¿tiene despierta la
suya quien narra? El narrador que habla a la gente, ¿desde qué lugar de la
sociedad que habita se dirige?
En otras líneas Galeano escribe que el
escritor necesita interlocutores, no admiradores. ¿Qué necesita el narrador?
Meciéndose en medio de la desesperanza y la duda, ¿cómo se enfrenta a la
esperanza del futuro?
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://www.gara.net/paperezkoa/20120904/360507/eu/Kontzientziaz