quinta-feira, maio 03, 2012

Tiernamente, un cuento


         Me cuenta Derrin que una novia que tuvo le pedía un cuento en la ternura de la cama. Desde entonces no ha vuelto a tener tal petición. Un amigo contaba un cuento que me escucho para aparecer tierno con las chicas. En las fiestas de Oiartzun, al arrimo de una cantina popular, de madrugada, un chico joven me pide un cuento: “Cuéntame un cuento, para contarle a esa chica, ya que quiero ligar con ella”. A los diez minutos, apoyado en la barra, estaba contando cuentos a la pareja, de madrugada, en fiestas.
         Como en el amor, en los cuentos también queremos alejarnos a otros mundos, para poder estar en este. Queremos recorrer los caminos de la ternura, para traer ternura a la vida. Queremos andar los caminos de la fantasía, para tener una vida fantástica. En los cuentos nos veremos en aventuras y situaciones increíbles, momentos maravillosos, con personajes sorprendentes; como si fuesen sueños que nos atrapan despiertos. Y como los sueños, nos rondaran, haciendo preguntas incomprensibles, planteándonos cuestiones inquietantes.
         Quien narra tiene un hermoso reto ante si. Tendrá que llevar a quien escucha a través de territorios deseados y soñados.  No será suficiente, sin embargo, sacar de su boca una palabra tras otra. No será suficiente hacer odas a la belleza. Quien narre tendrá que reflexionar. Cavilar sobre la importancia de la fantasía en la vida de las personas. Buscar dónde esconden los cuentos la llave para transformar la realidad. Prepararse técnicamente. La narradora, el narrador, no puede enfrentarse a su oficio con simpleza; para que Derrin puede recuperar la ternura.