Despues de urbanizar los cuentos en Getxo Kontari 06; tras llevar el eco de las voces narradoras a los montes en Bazen Behin... Aramaio 07, la fiesta de los narradores y narradoras vascas se meció a la orilla del mar en Bazen Behin...Pasaia Donibane 08. Por tercer año consecutivo y por encima de las zarzas y por debajo de las nubes, como buenas brujas vascas, los y las narradoras vascas hemos conseguido hacernos ver como colectivo ofreciendo lo que mejor sabemos hacer (aparte de beber cerveza, algunos por lo menos): contar cuentos. Como en las ediciones anteriores , para esta fiesta con espíritu itinerante, escogimos un pueblo para llenar sus rincones con narraciones de todo tipo. Narradores y narradoras venidos de distintos lugares del País Vasco ofrecimos un repertorio de cuentos enmarcados en la única calle del casco antiguo de Pasaia Donibane, encerrada entre casas de piedra, encajada entre el monte Jaizkibel y el Mar cantábrico . Y no podemos olvidar la visita narrativa del pequeño gran narrador cántabro Alberto Sebastián, que siguiendo la linea de la costa no tuvo pérdida para llegar hasta nosotros con su memoria cuentística.
El último domingo de septiembre amaneció con un espléndido día que presagiaba un encuentro que nos haría disfrutar tanto a narradores como al público que se acercó con ánimo de escuchar historias que, quizás, fueron. Comenzó la fiesta al mediodía con una pequeña presentación en el ayuntamiento para acto seguido los y las veinticinco narradores congregados distribuirnos en distintas "acciones" narrativas. El cuento-poteo (ir de bar en bar acompañados de músicos txistularis y mientras te tomas un txakolí escuchas y cuentas unas historias), el oráculo de los cuentos, el rincón de los cuentos, la fábrica de cuentos, cuentos musicados, cuentos en el astillero museo, cuentos en una txalupa al ritmo de las olas y con sabor a salitre... El visitante se iba encontrando a lo largo de la calle distintas propuestas e invitaciones para durante una rato escuchar una historia.
Llegada la inevitable hora de la comida (estamos en Euskadi por lo que este tema es además de inevitable, im-pres-cin-di-ble), todos nos juntamos en la sociedad cultural Itsas Mendi que se ofreció super amablemente a prepararnos un menu que, bueno,...: Ensalada templada de gulas y gambas, marmitako (tipico plato marinero vasco compuesto fundamentalmente de atún y patatas, una verdadera delicia) y de postre nada más tradicional y casero que arroz con leche. Y por supuesto sidra, vino de rioja y, hay gente para todo, agua. La felicitación a los cocineros y ayudantes era inevitable y necesaria. En la sobremesa, como no, cantos y cuentos. Y con energías renovadas comenzó la tarde.
Nada mejor que un buen paseo, a falta de siesta, para hacer la digestión. Recorriendo el paseo, que desciende hasta el pueblo bordeando la costa, con una maravillosa vista del mar Cantábrico encajado entre dos montes, descendimos al son de la música mucha más gente de la que imaginamos, haciendo, por supuesto, las consabidas paradas para airear unos cuentos. Al llegar al pueblo tantos los narradores como el público asistente nos desperdigamos por distintos rincones para dar comienzo a contadas compartidas entre varios narradores. Y cuando la noche comenzaba a principiar, finalizamos en la plaza la III Fiesta de los narradores y narradoras vascas. Esa noche más de una persona soñaría con mundos imposibles que nos acercan a lo posible.
Pero la fiesta de los narradores vascos pretende ser algo más que una simple fiesta (que no está nada mal). La idea de celebrar esta fiesta vino por la necesidad de aparecer públicamente como colectivo; para comenzar a dejarnos oir y ver como personas que ejercemos una actividad cuya finalidad no es ni cuidar niños, ni servir de instrumento para otros fines (animación a la lectura, educación en valores etc), sino reivindicar la narración oral como actividad artística creativa que tiene mucho que decir por sí misma. El desconocimiento y las ideas preconcebidas que existen sobre la narración oral hace que muchas veces se nos vea como una actividad "menor" dentro de la cultura (siendo muchas veces nosotros mismos promotores inconscientes de este hecho, cosa que nos tiene que llevar a reflexionar sobre ello). Con este evento pretendemos, en primer lugar conocernos entre nosotros mismos creando lazos de unión, no solo amistosos, sino también profesionales, buscando un lugar de encuentro para poner en común distintas ideas y reflexiones, así como conocer el trabajo de los demás narradores, el cual muchas veces nos es desconocido. Por otra parte aprovechando la publicidad que pueda tener el acto en los medios de comunicación, queremos hacer llegar los mensajes que nos interesan y dar a conocer a la opinión pública (ese "ente" que nadie sabe definir ni identificar) una imagen de colectivo que tiene propuestas concretas sobre la narración, tanto desde el punto de vista artístico como en las cuestiones referentes a la programación de sesiones de narración y otros temas.
En definitiva, que además de pasar un maravilloso día, esta fiesta nos da la oportunidad de fortalecernos como colectivo e ir proponiendo nuevos retos.
Y los que estuvimos allí lo podemos contar, y los que faltaron... ¿para qué está la imaginación?
El último domingo de septiembre amaneció con un espléndido día que presagiaba un encuentro que nos haría disfrutar tanto a narradores como al público que se acercó con ánimo de escuchar historias que, quizás, fueron. Comenzó la fiesta al mediodía con una pequeña presentación en el ayuntamiento para acto seguido los y las veinticinco narradores congregados distribuirnos en distintas "acciones" narrativas. El cuento-poteo (ir de bar en bar acompañados de músicos txistularis y mientras te tomas un txakolí escuchas y cuentas unas historias), el oráculo de los cuentos, el rincón de los cuentos, la fábrica de cuentos, cuentos musicados, cuentos en el astillero museo, cuentos en una txalupa al ritmo de las olas y con sabor a salitre... El visitante se iba encontrando a lo largo de la calle distintas propuestas e invitaciones para durante una rato escuchar una historia.
Llegada la inevitable hora de la comida (estamos en Euskadi por lo que este tema es además de inevitable, im-pres-cin-di-ble), todos nos juntamos en la sociedad cultural Itsas Mendi que se ofreció super amablemente a prepararnos un menu que, bueno,...: Ensalada templada de gulas y gambas, marmitako (tipico plato marinero vasco compuesto fundamentalmente de atún y patatas, una verdadera delicia) y de postre nada más tradicional y casero que arroz con leche. Y por supuesto sidra, vino de rioja y, hay gente para todo, agua. La felicitación a los cocineros y ayudantes era inevitable y necesaria. En la sobremesa, como no, cantos y cuentos. Y con energías renovadas comenzó la tarde.
Nada mejor que un buen paseo, a falta de siesta, para hacer la digestión. Recorriendo el paseo, que desciende hasta el pueblo bordeando la costa, con una maravillosa vista del mar Cantábrico encajado entre dos montes, descendimos al son de la música mucha más gente de la que imaginamos, haciendo, por supuesto, las consabidas paradas para airear unos cuentos. Al llegar al pueblo tantos los narradores como el público asistente nos desperdigamos por distintos rincones para dar comienzo a contadas compartidas entre varios narradores. Y cuando la noche comenzaba a principiar, finalizamos en la plaza la III Fiesta de los narradores y narradoras vascas. Esa noche más de una persona soñaría con mundos imposibles que nos acercan a lo posible.
Pero la fiesta de los narradores vascos pretende ser algo más que una simple fiesta (que no está nada mal). La idea de celebrar esta fiesta vino por la necesidad de aparecer públicamente como colectivo; para comenzar a dejarnos oir y ver como personas que ejercemos una actividad cuya finalidad no es ni cuidar niños, ni servir de instrumento para otros fines (animación a la lectura, educación en valores etc), sino reivindicar la narración oral como actividad artística creativa que tiene mucho que decir por sí misma. El desconocimiento y las ideas preconcebidas que existen sobre la narración oral hace que muchas veces se nos vea como una actividad "menor" dentro de la cultura (siendo muchas veces nosotros mismos promotores inconscientes de este hecho, cosa que nos tiene que llevar a reflexionar sobre ello). Con este evento pretendemos, en primer lugar conocernos entre nosotros mismos creando lazos de unión, no solo amistosos, sino también profesionales, buscando un lugar de encuentro para poner en común distintas ideas y reflexiones, así como conocer el trabajo de los demás narradores, el cual muchas veces nos es desconocido. Por otra parte aprovechando la publicidad que pueda tener el acto en los medios de comunicación, queremos hacer llegar los mensajes que nos interesan y dar a conocer a la opinión pública (ese "ente" que nadie sabe definir ni identificar) una imagen de colectivo que tiene propuestas concretas sobre la narración, tanto desde el punto de vista artístico como en las cuestiones referentes a la programación de sesiones de narración y otros temas.
En definitiva, que además de pasar un maravilloso día, esta fiesta nos da la oportunidad de fortalecernos como colectivo e ir proponiendo nuevos retos.
Y los que estuvimos allí lo podemos contar, y los que faltaron... ¿para qué está la imaginación?
1 comentário:
¡Viva la narración!.
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