quinta-feira, dezembro 18, 2008

Mucucuento 08 Mérida-Venezuela


Uno de los daños colaterales que sufrimos los narradores es: ¡viajar! Pero no esos pequeños viajes d
e regresar a casa en el día, o como mucho al día siguiente, sino esos viajes que te llevan varios días o alguna que otra semana. Y además, a lejanos e interesantes lugares. Gracias a ello tenemos oportun
idad de visitar dichos lugares de una manera distinta, conocer gentes nuevas, culturas, entablar conversaciones con personas que, seguramente, nunca t
endríamos la oportunidad de hacerlo sin tener la sensación de ser un mero turista que recorre distancias y visita pueblos y ciudades con una guia en la mano. Y estas maravillosas oportunidades nos vienen dadas, la mayoría de las veces gracias a los festivales de narración que se organizan  aquí y allá. Como por ejemplo en Mérida, Venezuela. Entre fiJustificar a ambos ladosnales de septiembre y principios de octubre en dicha ciudad se organiza, desde hace seis años, el Festival Internacional de Cuentos Mucucuento. Festival humilde y con pocos medios, aunque con una disposición humana entrañable. Organizado desde la Uni
versidad de los Andes-ULA con el apoyo de FUNDACEM (Fundación para el desarrollo de la cultura en el Estado de Mérida) y el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, este festival reune a narradores y narradoras de distintos países así como venezolanos. En esta última edición nos juntamos contadore
s de Colombia, México, Ecuador, Brasil y Euskal Herria, asi como, claro está, narradores y narradoras venezolanas. Andres Navas, alma mater y verdadero impulsor de este festival, consigue que además de darnos la oportunidad a los distintas narradores de presentar nuestros trabajos ante un público no habitual en nuestra cotidianidad narradora, crear un ambiente de relación y amistad donde el intercambio t
anto profesional como cultural se convierta en el verdadero espíritu de este evento. Y es aquí, quizás, donde radica el verdadero interés, desde mi punto de vista, de estos encuentros, a saber, la oportunidad que tenemos de compartit con gente de nuestro oficio distintos puntos de vista sobre el mismo, asi como conocer las distintas realidades en las que nos movemos. Este intercambio propicia que nuestra labor se vea enriquecida, tanto desde el punto de vista práctico como desde el teórico. Y por si eso fuera poco, además hacemos grandes amistades, seguramente lo que más no llena el equipaje de vuelta a casa. 
Pero en el caso de este festival existe otro componente que lo hace si cabe más interesante, en mi caso por lo menos. El hecho que 
se celebre en Venezuela da la op
ortunidad de conocer de cerca el proceso revolucionario bolibariano en el que este gran país se ve inmerso desde hace diez años. Los que nos consideramos con una ideología que viene a llamarse de izquierda,  no podemos sino ver este proceso(algunos por lo menos) con gran interes, teniendo la oportunidad de poder preguntar, ver y experimentar una parte, aunque ínfima, de él. Poder conocer cómo se desarroll
a el trabajo dentro de la cultura en un proceso de las características del venezolano, nos hace ver los avances pero del mismo modo las contradicciones, los fallos y las dificultades en las que se ve inmerso. Un amigo nos comentaba críticamente la enfermedad de "eventitis", es decir la organización de grandes eventos culturales, en la que está inmersa la revolución. Una critica a esa manera de ver la cultura, en la que se organizan grandes eventos internacionales, con grandes medios, mientras se dejan en un segundo
 plano propuestas y actuaciones más "humildes". Y entendía bien el problema. Entre nosotros también parece que se valoran más esos grandes fastos culturales, que dan la impresión de una gran actividad cultural, mientras que las pequeñas propuestas se relegan a un rincón, viviendo tanto creadores como activistas y organizaciones culturales una suerte de naufragio burocrático y marginal. Y este concepto no solo es impulsado por la derecha, sino que a la izquierda no le es ajeno. Esto nos lleva a pensar el tipo de dinámicas culturales que se llevan a cabo y las reflexiones en torno a ello. ¿Qué se quiere decir cuando se menciona una cultura más "popular"? ¿Quiénes son los que deciden si esta propuesta o aquella es di
gna de llevarse a cabo? ¿Bajo qué criterios? Los grandes eventos culturales solo tienen sentido si son motor o referencia para un movimiento cultural que se construye desde abajo, desde los pequeños grupos que trabajan en condiciones mínimas. Esas dinámicas dispersas que deberían ser la base en los que se sustenta una verdadera política cultural organizada en sentido horizontal. Un gran evento que no sirva de alimento, de acicate, de motor para esas pequeñas dinámicas se queda en mera anécdota. ¿De qué nos vale organizar un gran concierto o un gran festival de teatro si luego no se toman  verdaderamente en cuenta esos pequeños grupos que trabajan en el anonimato para llevar sus propuestas a distintos lugares? 
En fín, comenzamos hablando de un entrañable fes
tival de cuentos para terminar hablando de políticas culturales. Pero todo ello es lo que da el poder viajar gracias a la narración oral. Poder contar historias en lugares dsconocidos para uno, ante públicos diferentes, disfrutar con ello, y además, poder reflexionar, charlar, conocer y darte cuenta, una vez más, que para contar cuentos no es s
uficiente con saber una buena historia, sino que lo más importante es, saber por qué y para qué cuentas; por qué y para qué te plantas delan
te de unas personas que acuden a escuchar, deseando saber, no sólo lo que ocurre en ese intrincado mundo de fantasía, sino también si eso dejará un pequeño poso de imaginación, esperenza e ilusión en sus vidas. 
Por eso querríamos regresar a Mucucuento. A Venezuela.

1 comentário:

Marisa (Orientadora) disse...

¡Qué fuete! Una enumeración en la que se relacionan cosas de distinta categoría...¿provocando eh?.