Otro año más enGuadalajara se vivió una gran fiesta en torno a la palabra dicha. Aunque este año era especial, este año el Maratón de cuentos de Guadalajara cumplia dieciocho años. ¡Ya es mayor de edad! Ya puede votar, ir
se de casa sin permiso de los padres. Ya puede comprar todo el alcohol que quiera para hacerse un botellón cuentero. O, simplemente, puede festejar que en esta sociedad de pan y circo, aún quedan espacios para que la palabra sincera se oiga, se exprese, se expanda y se democratice. Espacios donde se demuestra que esa odiosa expresión "la gente lo que quiere es no pensar y por eso consume tanta basura televisiva", es, sencillamente, mentira. Cuando se abren espacios donde la misma gente es protagonista, donde puede ofrecer a los demás los frutos de su imaginación, sin miedo a ser juzgado ni colocado en un ranking de mejor a peor, con la sola satisfacción de decir y de escuchar, entonces comprobamos que "la gente si piensa y quiere pensar, y escuchar, y charlar".
En Guadalajara durante un fin de semana ininterrumpido los cuentos surgen de las mentes de quien se decida a ofrecerlos, y son cuentos que vuelan desde el corazón, que se refrescan en los meandros cerebrales de los que escuchan y que siempre, siempre encuentran su senda fantástica.
Este año cumplía dieciocho años la Maratón y los narradores y narradoras no querían dejar pasar esta ocasión para regalar a un festival que tanto a dado a la narración oral como a los narradores y narradoras. Pero los regalos no venían esta vez de la boca para afuera, sino pretendiendo hacer el camino inverso. Productos gastronómicos de sus lugares de procedencia se apiñaron para que aquellas personas que nos permiten acudir a esta cita anual con el cuento. Quesos de Idiazabal, vinos de la rioja, atún del cantábrico, chufas valencianas, dulces albaceteños, embutidos salmantinos... Qué mejores viandas para juntarse entre amigos y contar lo que nunca ocurrió. Tampoco el MPNHNO (Movimiento Post-neo-hippi de la narración oral) no pudo dejar pasar esta ocasión para felicitar al Maratón en su mayoría de edad, haciéndo entrega a la organización de una placa (fotocopia en marco de los "chinos"), donde se les alienta, con la mayoría de edad, a hacer ahora su camino sin la tutela del movimiento.
Y como siempre corrieron las cervezas, acudimos a charlas sobre festivales y narración oral. Pudimos conocer la situación del movimiento narativo en distintos países y alucinar con el de Francia. Aunque también nos extrañamos con la menor asistencia de este año. Sentimos la ausencia de algunos colegas (¿dónde leches andan los catalanes?). Y, como siempre, ¡no ligamos! (Vosotros tampoco, no? Decid la verdad. ¿Que no pluralice? ¿Qué me ocultáis?).
De regreso a casa, con el pin enganchado en la camiseta, las ideas bullen. Nuevos proyectos, nuevas referencias. Nunca se vuelve de Guadalajara con la maleta vacia. Es un chapuzón de sensaciones.
Zorionak!Felicitats!Parabens! ¡Felicidades! Bon aniversaire!
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