quarta-feira, maio 30, 2012

Profesionales


Es una discusión que surge cada cierto tiempo, aunque siempre pervive en el aire. ¿Quién es profesional? ¿Qué es ser profesional? Suele dar la impresión de ser una de esas discusiones sin salida, imponiéndose, normalmente, la definición de cada cual. No por ello, en cambio, deja de tener importancia. De hecho, suelen ser dos las visiones y planteamientos que protagonizan el debate. Por un lado, el defender la profesionalidad como el tener la actividad de contar cuentos como oficio. Por otro lado, entender la profesionalidad como la actividad bien hecha. Aunque a veces da la impresión de ser dos puntos de vista diferentes y diferenciados, la verdad es que una cosa no quita la otra. Pero el problema, en esta cuestión de la narración oral al menos,   no creo que sea este debate sin final, sino otro.

¿Qué le ocurre a quién tiene la narración oral como oficio? Entendido lo de oficio como forma de ganarse la vida. Podemos mencionar, por ejemplo la parte administrativa, es decir lo que tiene que ver con impuestos y cuestiones afines. La administración pública al convertirse en casi exclusivamente patrón y contratadora única de las actividades culturales escénicas, ¿qué medios pone para que los creadores culturales puedan desarrollar su actividad con la mínima precariedad? Últimamente lo vemos y sufrimos crudamente, recortes brutales en cultura y atraso de pagos (sine die muchas veces). Todo esto como ejemplo y resumiendo mucho.
         Por otro lado, ¿cuál es la imagen que existe en la sociedad sobre los narradores y narradoras? Más o menos, y consciente de ser demasiado general, la de unas personas que realizan esta actividad como pasatiempos y, sobre todo, que es válida para entretener a las criaturas. Y, claro, no merece la pena gastar muchos cuartos en ello. Además, eso no es un oficio, sino una afición. Pero todos no exigen que hagamos nuestro trabajo de la mejor manera posible, cumpliendo nuestros deberes impositivos y artísticos.
Es normal que esto sea así, la exigencia del trabajo bien hecho, y el cumplimiento impositivo, de que seamos buenos profesionales. Pero por nuestra parte deberíamos exigir la misma “profesionalidad” a la otra parte, que tanto condiciona y habla de nuestro oficio.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA : http://www.gara.net/paperezkoa/20120529/343805/eu/Profesionalak

1 comentário:

Joaquín Ponte disse...

Este tipo de artículos quedarían fenomenal en la pagina web de las asociación de Kontalaris, que está sedienta de colaboraciones.