domingo, janeiro 19, 2020

ISLAS

Existe en algún lugar, una isla especial y maravillosa. En un lugar que nadie conoce, nunca descubierta. Pero existe una vieja biblioteca donde se encuentra el mapa para llegar a la isla. Nadie recuerda quién lo hizo, ni quién lo trajo. El mismo mapa es una isla entre los libros de la biblioteca. Está perdido entre las interminables estanterías; y muchos creen que su existencia no es sino una leyenda que ha pasado, durante generaciones, de unas bibliotecarias a otras. Cuentan, quienes saben de estas cuestiones, que para llegar a la isla antes hay que encontrar el mapa perdido; y el camino para encontrar está escondido en una vieja historia. ¿Cual será esa historia? ¿Quién la conocerá? ¿Quién la contará? ¿Alguien la escuchará? Debido a esa curiosidad, desde tiempos antiguos traían una persona para que contase cuentos en la biblioteca con la esperanza de que contase ese cuento perdido. El narrador o la narradora siempre era distinta, de allí mismo o venida de una lejana ciudad. Las historias se contaban en múltiples idiomas. Y la biblioteca siempre estaba repleta de gente deseando oír aquella historia; nadie quería perderse el relato del mapa perdido de la isla perdida.
Quien cuenta es dueño del mapa de la isla. Quizás no sepa dónde lo guarda, o siquiera si lo tiene. Quizás la narradora es la habitante del faro de la isla. Cada vez que cuenta una historia se enciende la luz del faro, para que quien esté perdido sepa hacia dónde dirigirse. La isla es desconocida mientras no se ilumina la palabra de la narradora. Si desaparece el faro, la isla se perderá para siempre; se perderán las historias que acoge, se perderá su memoria. Entonces, en las interminables estanterías de la vieja biblioteca desaparecerá un mapa, se callará un narrador, se olvidará la palabra.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA

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