“De modo que las cosas de Mantis hablan: su ropa habla, y también su manto y sus bolsitas. Todas sus cosas hablan, porque son inteligentes. Todas son sensatas, porque Mantis les habla, les ordena que hablen con sensatez.” Allí, en el sur de África, el personaje Mantis vive en los cuentos del pueblo I xam (La niña que creó las estrellas. Lengua de trapo edit. Selección de José Manuel de Prada). Todo esto ocurría en el principio de los tiempos. Fue entonces cuando las personas perdieron la inmortalidad a causa de una disputa entre la Luna y la Liebre. Entonces, todo era posible. Y el pueblo I xam lo ha contado en sus cuentos a través de generaciones, de boca a oreja; para que no se pierda la memoria, para que conozcamos las cosas maravillosas que ocurren en el mundo.
En el mismo libro, se recopilan también
historias de un tiempo más reciente. “A
la mañana siguiente, de madrugada, nos amarraron los brazos, nos ataron.
Chapoteamos en el agua, chapoteamos al atravesar el rio. Avanzamos por el
camino, detrás del carromato. Avanzamos, siguiendo el carromato, atados;
todavía atados, llegamos al Malecón. Camino del Malecón, durante el trayecto,
comimos oveja. Llegamos al malecón y trabajamos en él.”
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