sexta-feira, novembro 14, 2025

TRABAJO

 


              A los creadores se les hace difícil explicar que lo suyo es un trabajo; es decir que dedican un montón de horas en un trabajo creativo. Decía Pio Baroja que escribir una novela le suponía dos años de trabajo y que el cobro realizado por ello no compensaba el esfuerzo. En la narración oral, por ejemplo, esta sería una forma de trabajo: recopilar las narraciones que darán cuerpo a un espectáculo, organizarlos de manera autónoma de manera que estén de acorde con la estructura general, pensar en la escenificación, investigar el lenguaje que utilizarás, cómo imaginar lo que imaginas,… Y, seguramente, distintas creadoras y creadores de ámbitos diferentes a la hora de explicar sus procesos creativos recorrerán parecidos caminos. Y, aun así, al finalizar el trabajo nadie te asegurará la receptibilidad del público o que tendrás un éxito memorable, ni uno pequeñito, ni siquiera un “bueno, no está mal”. Entonces, ¿para qué todo ese trabajo?

              Remedios Zafra escribe en “El informe”, su último libro: “Porque imaginamos a los trabajadores de la cultura en el disfrute permanente de una tarea que les motiva (…). Pero cuesta ver las horas diarias de ensayo, los periodos sin facturar, los tiempos sin haber cotizado…” Mientras se siga viendo el trabajo de las creadoras y creadores como una actividad de personas entusiastas, difícilmente se le dará la importancia que tiene en la sociedad. La precariedad da como para versionar la Odisea.

Publicado originalmente en euskara en el diario GARA 

terça-feira, outubro 14, 2025

BLANCA



 


 

 

 

 

 

Blanca imaginó la biblioteca como una ciudad, donde las estanterías era edificios y los libros sus habitantes, con sus historias, con sus relatos, sueños, palabras y pensamientos. Blanca soñó. La ciudad era una biblioteca gigante, los libros eran edificios y los habitantes estaban hechos de historias. Había libros gordos y delgados; grandes y pequeños; alegres y tristes. Había quienes alumbraban la vida y había tragedias. En todos los libros convertidos en edificios siempre había historias que merecían ser contadas y escuchadas. Y Blanca convirtió la biblioteca en ciudad.






              Blanca Calvo ha sido la directora de la biblioteca de Guadalajara hasta su jubilación. En el camino ha impulsado innumerables actividades junto con las maravillosas compañeras y compañeros del seminario de literatura infantil y juvenil. Un ejemplo de ello es el Maratón de cuentos de Guadalajara. La ciudad convertida en cuento durante tres días, noche y día las ciudadanas y ciudadanos junto a narradores y narradoras de primer nivel compartiendo escenario e imaginando mundos imposibles, imaginando una sociedad mejor. Lo público, enseña de Blanca, volando en palabras fascinantes.

              Por todo ello, Blanca ha recibido un entrañable homenaje en la biblioteca de Guadalajara. Narradoras y narradores no podemos estar más agradecidos por ofrecer a nuestras voces una casa fantástica donde habitar; ya que, como dice Blanca, a leer se aprende por las orejas.

domingo, dezembro 17, 2023

EL RETORNO

“Tengo que volver a mi país, con mi gente, a la tierra donde jugué y de la que comí sus mejores frutos, con mi familia que me crió y se esforzó por mí. (…) ¿cómo olvidar mi país?, ¿de qué me sirve ser rey si no estoy en mi país?, y mi país es lo mejor que tengo”. Eso pensaba As-Satir Hasan, el protagonista de la jrefiyye palestina “El país reclama a su gente”. Las jrefiyyes son cuentos de la tradición oral palestina. Como muchos en el mundo, los cuentos palestinos imaginan otro mundo posible con ayuda de la fantasía. Pero, sobre todo, las jrefiyyes son un tesoro del pueblo palestino. Y como en muchos cuentos de otros pueblos del mundo tienen el retorno en su esencia, el retorno del héroe/protagonista. El retorno a lo que fuimos, a nuestro lugar, al puerto de nuestra memoria, es uno de los motivos de los cuentos de tradición oral.

              Antes de regresar a su casa, As-Satir Hasan le dirá a la mujer que lo acogió en su casa: “El país llama a su gente, yo no puedo olvidar mi país”. Y después de vivir azarosas aventuras, “regresó a su país, al que nunca había olvidado y vivió en él muy feliz y contento”. Hoy, al pueblo palestino quieren destruirle hasta la esperanza de As-Satir Hasan.

 Publicado originalmente en euskara en el diario GARA