Un año más los narradores y
narradoras vascos nos juntamos
para celebrar nuestra fiesta. Del mismo modo que la palabra es itinerante, nuestra fiesta también se traslada de un lado a otro. Los tres primeros años pasamos por Getxo (Bizkaia), Aramaio (Araba), Pasaia Donibane (Gipuzkoa), y este año regresamos a la montaña en Etxalar (Nafarroa). Una veintena de narradores y narradoras lleva
mos la palabra fantástica a los rincones de este precioso pueblo. El consultorio de cuentos (por supuesto en el consultorio de salud del pueblo), el oráculo de los cuentos, cuentos en la terraza del bar (con el vermout de rigor), los cuentos
en los soportales de la casa de cultura y en la terraza de una casa, ante la protección de un crucero del S. XVIII, fueron
buenas ocasiones para pasar una mañana de cuento, al tiempo que se disfrutaba de distintos estilos narrativos.
Al contrario de otras ediciones, esta vez los cuentos sólo se escucharon hasta la hora de comer, ya que la tarde la aprovechamos para juntarnos y hablar de los temas que nos preocupan, y ocupan. Así que, después de zanparnos un almuerzo memorable (uno de los pretextos para celebrar la fiesta), comentar la situación del Athletic, tratar de saber de dónde viene la expresión "echar un polvo" y trincarnos unas botellas de vino, nos acercamos a la casa de cultura para tratar cuestiones más triviales, como la valoración de la fiesta, el impulso a la asociación de narradores y narradoras vascos, y diversas informaciones en torno a la narración oral.
Coincidimos en una valoración positiva del día, más aún teniendo en cuenta las dificultades en organizar un evento de este tipo, estando de acuerdo todos en continuar con esta celebración. El año que viene nos trasladaremos a otro pueblo, aún por decidir, y pondremos todo el esfuerzo en juntar cada vez más narradores, así como en tratar de ampliar la difusión de esta fiesta tan importante para nosotros, ya que es la única ocasión en todo el año para presentarnos en sociedad, como colectivo y dar a conocer tanto nuestro trabajo como nuestras reivindicaciones (somos vascos, lo traemos de serie eso de reivindicar). Por otra parte se decidió impulsar la asociación de narradores y narradoras vascas, ya que puede ser un valioso instrumento para desarrollar un trabajo en común en trono a la narración oral.
De regreso a casa, pienso en lo importante de este tipo de encuentros, ya que además de pasar un buen día y conocer lugares preciosos, nos da la oportunidad de poner en común las preocupaciones y las ilusiones que nos despierta este oficio. El año que viene nos encontraremos en otro pueblo; mientras tanto trataremos que durante el año el encuentro no sea mera anécdota, sino que sea el motor para nuevas iniciativas.
Y no se puede acabar esta crónica sin agradecer al ayuntamiento y a la asociación cultural Altxata de Etxalar su imprescindible ayuda para que Etxalar fuese ocupado por los cuentos.
Y si así fue, así será.
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