quarta-feira, dezembro 28, 2011
Inocente
sexta-feira, dezembro 16, 2011
El teatro desnudo
terça-feira, dezembro 13, 2011
¿Qué contar? ¿Cómo?
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://www.gara.net/paperezkoa/20111213/309451/eu/Ze-ipuin-kontatu-eta-nola
sábado, dezembro 03, 2011
Los viajes soñados
sexta-feira, setembro 23, 2011
Había una vez en...Legutiano
El surgimiento del habla será, seguramente, una de las evoluciones más importantes del ser humano. El cambio que supuso la concreción física del pensamiento en la comunicación entre los seres humanos, marcó, sin duda, el posterior devenir de la humanidad. A partir de entonces, los idiomas pasarán a ser uno de los instrumentos más importantes de dicha inter-comunicación, tanto personal como colectiva; siendo ese ímpetu comunicativo, esa necesidad de contar, una de las características más claras de la complejidad intelectual humana. De esa necesidad de decir, de contar, surgirán los cuentos, los relatos, las leyendas, los mitos; convirtiéndose todos ellos en una de las particularidades más determinantes de las culturas en constante evolución.
Durante el s. XIX, principalmente, comenzó en Europa un movimiento de recopilación de cuentos tradicionales, considerándose a estos como una muestra identitaria de las culturas asentadas y desarrolladas en cada lugar. Siendo como era la mayoría de la población analfabeta (y no digamos las pertenecientes a comunidades con idiomas no oficiales), la transmisión oral era determinante en la difusión cultural e identitaria. El País Vasco no fue extraño a esa corriente, comenzando las recopilaciones primero en la parte continental (Cerquand, W. Wester…), continuando después en la peninsular (Azkue, Barandiaran…). La importancia de los cuentos populares en la cultura de una comunidad no se ciñe únicamente a su valor lingüístico o literario, ya que a través de ellos también se difunden cosmovisiones, valores propios, conocimientos, particularidades y evoluciones para entender dicha cultura. Pero contar cuentos es también una actividad artística, es decir, una utilización creativa y bella del lenguaje, decir sin hablar, jugar con quien escucha, adentrarse en territorios imaginados. El valor de los cuentos en las sociedades tradicionales ha evolucionado con los tiempos, al mismo tiempo que la sociedad que los acoge, pero sin perder el valor de ese importante momento cuando se escucha una historia. Dicen que dios creo a las personas porque quería escuchar historias; así es de divino ese acto. Y quizás por eso mismo ha habido siempre personas que convirtieron esa necesidad en oficio, relatando cuentos de pueblo en pueblo, no sólo como un medio de transmisión cultural, sino como parte de su oficio, como artista creador, del mismo modo que los actores, cantantes o pintores.
En la sociedad moderna, con todos sus adelantos tecnológicos, aunque parezca mentira, no se ha perdido la importancia del habla. La gente quiere escuchar cuentos, quiere escuchar a alguien contar historias maravillosas; al margen de la velocidad cotidiana, tomar aire y perderse en un relato fascinante. El escuchar por boca de otra persona un bello relato, quizás, nos hace tomar conciencia de nuestra existencia humana. Seguramente en ello radicará la importancia de contar una historia a viva voz. Y esa actividad que nos llega desde la tradición tiene continuidad hoy en día.
La divulgación de los cuentos ha pasado de manos de los folkloristas al arte de los narradores orales. Aunque mucha gente siga pensando que escuchar cuentos es una actividad infantil, lo cierto es que cada vez abundan más los espacios donde se programan sesiones de cuentos para adultos y jóvenes. La narración oral ha pasado de los hogares a la escena, saltando al terreno de las artes escénicas. Y los narradores y narradoras vascas caminamos junto a ese movimiento que comenzó en Europa ya hace bastante más de veinte años. Eran pocos al principio, tres o cuatro, pero hoy en día los narradores y narradoras vascas ofrecen sus propuestas narrativas en bibliotecas, casas de cultura, teatros, bares y demás lugares. La narración oral vasca ha atravesado nuestras fronteras presentando sus espectáculos tanto en distintos lugares de Europa como en otros continentes, llevando a esos lugares cuentos tradicionales y modernos.
Queriendo mostrar esa realidad a la sociedad vasca, hace seis años la asociación Kontalariak organizó la primera Fiesta de los Narradores vascos en Getxo (Bizkaia). Después vinieron más, Aramaio, Pasaia Donibane, Etxalar y Bermeo; siempre con la idea de la palabra festiva e itinerante, de la que participan tanto los narradores como los que se acercan a ella. Este año la palabra viajera llega a Legutio, en Araba, donde se extenderá por todos sus rincones, demostrando que aún siendo una actividad remota, la narración de cuentos sigue hoy en día felizmente viva. Para demostrar que los cuentos no tienen edad. Porque el ser humano gusta de escuchar cuentos, pero, sobre todo, porque necesita escuchar por boca de otros relatos maravillosos. Este año Legutiano será la capital de ese reino.
Contando en Legutiano
Lo hicimos un par de veces. De la mano de la Asociación cultural Mikelazulo juntamos a un grupo de niños y niñas y los llevamos a conocer la parte vieja de Errenteria, para enseñarles la historia de aquellas calles. Pero en vez de perderles en daos históricos, pensamos que era más interesante contarles las historias de la historia, conocer la historia de nuestro pueblo a través de la fantasía y la imaginación; de este modo aquellas viejas calles serían lugares narrados. Y nos adentramos en ellas, contando.
Desde que llenamos de cuentos las calles de Getxo, los narradores y narradoras vascas, hemos recorrido unas cuantas poblaciones. Con nuestra fiesta itinerante. Aramaio, Pasaia Donibane, Etxalar y Bermeo llegaron después. En todos esos lugares la idea era simple: ofrecer nuestros cuentos en sus salas, bares, calles, plazas y rincones. Los narradores que formamos parte de la narración oral vasca, con nuestros cuentos pretendemos así, completar de alguna manera el mapa de la narración en nuestro país. Y queríamos darle un aire de fiesta, la fiesta de la palabra dicha. Sacar la palabra a la calle de una manera artística, a través de la imaginación, comunicándonos frente a frente. Andar contando por los bares, los rincones, las calles, las plazas, es también una manera de reivindicar los cuentos contados.
Los narradores y narradoras vascas dando a conocer de este modo nuestras propuestas artísticas, estamos también ligando los cuentos a la vida de un pueblo, a su cotidianeidad, a sus lugares, a su imaginario colectivo. Este año nos vamos a Legutiano, en Araba. Ocuparemos sus bares, sus plazas, sus calles. El último fin de semana de septiembre Legutiano será la capital de la narración vasca. ¿Quién se apunta?
Artículo publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://www.gara.net/paperezkoa/20110920/291907/eu/Legution/kontari/
quarta-feira, setembro 07, 2011
Las Antípodas
“Oye, hace poco supe que las antípodas no es un país. Me lo aclaro mi tío; que si haces un agujero a través del mundo, pues… allí; en la Antártida o por ahí, Pero no es un país”. Antes de comenzar a contar cuentos en la Romería de Eskolunbe, en Araba, me lo aclaró en la cantina Pedro. Muy simpático, aún más después de trasnochar y tomando un café con “unas gotas”. Claro, alguien pensará: ¡Qué incultura!”; pero hablando del cuestiones de la huerta, ¿quién es el inculto? Pero más intrigante se me hizo lo que comentó después: “Yo también sé un cuento, pero no te lo voy a contar porque me pongo triste, ¡es tan bonito!”.
El andar de un lado para otra se hace cansado muchas veces, pero otras muchas tenemos encuentros bonitos. Conocemos gentes y lugares que, seguramente, de otra manera no conoceríamos, y nos cuentan cosas que no sabríamos, quizás, nunca. Contar cuentos no es ir de un lado para otro sin más y echar lo nuestro. Así como pedimos que se nos escuche, debemos, del mismo modo, saber escuchar. Contar cuentos no es, simplemente, relatar algo; es más que eso. Contar cuentos es buscar la comunicación, interactuar con quien escucha. Y la cantina de una romería, con una cerveza en la mano, es un buen lugar para interactuar. De lo contrario estaremos en las antípodas de la narración, pensando que es un país; sin adivinar que las antípodas es un territorio imaginario que cambia según dónde te halles y que, para vislumbrarlo, hay que agujerear el mundo. Entonces aprenderemos a contar cuentos. Quizás.
Y, probablemente, entonces, sabremos esa historia tan bonita que pone triste a la gente. O podemos ir a la romería de Eskolunbe, en Araba, el año que viene.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://www.gara.net/paperezkoa/20110906/289163/es/Antipodak/
terça-feira, agosto 23, 2011
Gargantúa

Gargantuam n’èra pas de nòste païs; pr’aquò dison que passèc entà nosauts. Dison que venguèva deu costat de Bordèus, e que se n’anava entà l’Espanha.
Era un òme haut sèt còps coma lo cloquèr de Sent-Gervasi. Gran coma èra, n’avèva pas sonque a draubrir la boca ende envalar los ausèths deu cèu.
Así comienza la historia de Gargantúa que cuentan en Gascoña. Un gigante siete veces más grande que las campanas de la iglesia de San Gervasio; quien, abriendo la boca, se tragaba todos los pájaros. Del cielo. Cuentan en Gascoña que no era de allí, que venía de Burdeos camino de España, haciendo una parada en sus tierras. En el País Vasco sabemos que camino de España hizo otro par de paradas más en Gasteiz/Vitoria y en Bilbao, para acudir a sus fiestas. Y allí lo podemos encontrar abriendo su gran boca mientras engulle un niño tras otro. Y los niños y las niñas en fila deseando ser engullidos por el monstruo, para salir después por sus posaderas, allí donde despierta más de uno y una, tras una larga noche de divertimento
Muchas veces los cuentos tradicionales se ven como algo del pasado, sin relación con nuestras actuales vidas, y vivencias. Las tradiciones, sin embargo, están en continuo movimiento, haciendo su camino en el devenir del tiempo. Y en cada época las gentes han adoptado y adaptado las costumbres, cuentos, relatos, manteniéndolos vivos, para que continúen su camino.
¿Cuál es la fuerza de este Gargantúa para que niños y niñas esperen ser engullidos por él? ¿Por qué ese deseo de introducirse en su garganta para salir por el culo después? Quizás sea una manera de conjurar sus miedos. Quizás, sea una suerte de viaje interior para enfrentarse a la vida. A saber.
Artículo publicado originalmente en euskara en el diario GARA http://www.gara.net/paperezkoa/20110823/286464/es/Gargantua
quarta-feira, julho 27, 2011
Relatos de madrugada
Una vez, estando en fiestas de Oiartzun explicando a una botella de cerveza el ambiente de aquellas nocturnas horas, una joven pareja charlaba a mi lado, apoyados como yo en la provisional barra de aquel provisional bar callejero. "¡Ay, qué bonito es el amor!"- suspiré; pero, claro, en ese dialecto que utilizamos a esas horas, es decir "¡jdoderg, je boditdo ezs elhaborg!". En estas estaba cuando veo que la chica se va, dejando allí al muchacho. entonces, para mi sorpresa, el joven se gira y me dice: "Cuéntame un cuento, es que quiero ligar con esa chica, y así luego se lo cuento". Mi corazón se expandió como la luna llena. Comencé a contarle un cuento tras otro, buscando el más adecuado para sus intenciones. Al rato regresó la chica y continué contándoles a los dos, allí, en aquel provisional bar callejero y fiestero. Al cabo de un rato, la pareja se fue después de darme las gracias. Yo pedí otra cerveza, con una gran sonrisa, en el alma.
¿Para qué sirve contar cuentos? Quién sabe. Como muchas acciones y hechos humanos el contar cuentos no tendrá un único objetivo; de todas maneras, el escuchar una historia por boca de otra persona nos coloca en una relación imaginaria. La época veraniega es también la de las fiestas populares, propicias para otro tipo de relación entre las gentes. Y, entonces, cuando no sabemos qué decir o cómo, quizás un cuento nos abrirá una puerta maravillosa. Aunque estemos apoyados en un bar provisional y fiestero, en medio del remolino festivo. Y entonces, si alguien te cuenta una bella historia, no tienes que tener miedo a nada. Salvo a la resaca del día siguiente.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA: http://www.gara.net/paperezkoa/20110726/281222/eu/Ordu/txikiko/kontuak/
segunda-feira, julho 04, 2011
FEST 2011 Toledo
terça-feira, junho 28, 2011
El Sol danzante
sexta-feira, junho 17, 2011
Veinte años tiene mi amor
No conozco ni la mitad, pero estoy seguro que el Maratón de Cuentos de Guadalajara es uno de los eventos narrativos orales más importantes de Europa. Este festival dinamizador esencial de la narración en la Península Ibérica, ha cumplido este año veinte años, celebrándolos con, seguramente, la edición más interesante, completa y diversa hasta ahora. Quizás entre las novedades haya que destacar, por su espectacularidad, el descubrir a través de los cuentos espacios arquitectónicos nuevos, por lo menos para los foráneos. Conocer esos espacios con el pretexto de los cuentos hace que se enraícen de otra manera en la memoria.
Cada año, también, descubrimos, algunos, un narrador nuevo, por lo menos, que nos impactaron sus palabras. Este año gozamos con el arte de Eraclio Cepeda, narrador y escritor, llegado desde Chiapas, para contarnos casi sin contar, sin querer, atrapándonos con sus palabras sin que nos diésemos cuenta, como quien escucha a alguien al borde de la mesa donde tomamos cerveza. Sin artificios, con la palabra desnuda nos introduce en ese mundo que viene a relatarnos. Un camino que los narradores actuales deberíamos tener más en cuenta, la simplicidad compleja de la palabra dicha. Desnudar la narración para llegar a la esencia del relato contado a viva voz. La manera de decir, de decir a alguien. Tenemos una tendencia a rellenar, a disfrazar, a decorar demasiado, a esconder el relato, la manera de relatar, esconder las palabras tras artificios escénicos, olvidando en ese camino, la razón misma de contar a alguien algo. La narración desnuda de Eraclio Cepeda nos transporta a esas raíces.
Por supuesto, hubo más narradores y narradoras que nos deleitaron con sus cuentos, conocidos y desconocidos, por mí, claro, ofreciendo sus historias con propuestas diferentes. Este año, además, el Maratón contó con la visita y participación de los asistentes al IV encuentro de asociaciones europeas de narración oral FEST, celebrado en Toledo. Desde el congreso europeo celebrado en 2001, no se habían visto tantos narradores europeos ofreciendo retazos de sus propuestas narrativas. Una estupenda oportunidad para tomar el pulso a la narración europea. Pudimos comprobar que el movimiento de la narración oral va dando pasos para coordinarse y llevar a cabo propuestas conjuntas que busquen impulsar la narración oral en el continente.
Pero todas estas experiencias no serían posibles sin el inmenso esfuerzo desinteresado que el Seminario de Literatura infantil y Juvenil de la Biblioteca de Guadalajara, junto con los trabajadores de la biblioteca y decenas de voluntarios lleva a cabo. Doscientos cincuenta voluntarios trabajando día y noche para que el maratón exista es algo digno de mencionar y resaltar. Pensamos muchas veces que el movimiento de narración oral es integrado únicamente por aquellas personas que nos dedicamos a este arte, pero eso no sería justo. Cientos de personas en cientos de lugares se afanan por que la narración oral, de una u otra manera tenga presencia allí donde se encuentran,para que los narradores y
Han pasado veinte años desde que dieron comienzo al Maratón de Cuentos de Guadalajara, veinte años de impulsar, animar y fortalecer la narración oral. Al principio no eran más que cuatro gatos, pero gracias a la ilusión y al trabajo bien hecho hoy en día podemos disfrutar de una gran fiesta cuentera. Regalarles nuestros cuentos es el mejor homenaje que podemos hacerles.
terça-feira, junho 14, 2011
El viaje del búho
Estábamos en las labores de organización de la segunda fiesta de los narradores y narradoras vascas en Aramaio (pequeño pueblo alavés), cuando supimos que dos mujeres del pueblo habían hecho un trabajo de recopilación de cuentos en la localidad. Pensamos que sería una buena oportunidad para dar comienzo a la fiesta. Arantza Ozaeta y Divina Arriolabengoa habían visitado los caseríos, las casas recogiendo cuentos, un trabajo maravilloso además de necesario. Uno de esos cuentos se publicó en una recopilación de cuentos tradicionales del valle. En cuanto vi el título del cuento lo reconocí, aunque no lo había escuchado ni leído nunca; yo sabía ese cuento. El cuento se titulaba “Porque los búhos viven de noche”. ¡Dios mío! Yo conocía dos versiones, una china y otra americana, pero en estas, el protagonista era el murciélago. Es más, más de una vez había contado esa historia. Y ahora me sorprendía una nueva versión, tan cerca de casa.
En este mundo de la rapidez informativa, es maravilloso imaginar los viajes de los cuentos a lo largo del tiempo y los lugares. Viajes a través de países, continentes y gentes, en los que han ido enriqueciéndose de experiencias, cambiando, adaptándose, reviviendo. Hoy en día ensalzamos el hecho de que la información atraviese el mundo en un segundo; pero esa información carece de experiencia, no se ha empapado de tan largo viaje, no contiene la riqueza de esa experiencia. Los cuentos han viajado en las bocas de las gentes, y han crecido con un trozo de esas gentes. Llevan dentro de sí la vivencia de la lentitud, y eso les da fuerza. Desde China a Latinoamérica, pasando por Euskal Herria, o al contrario, el búho, o el murciélago, reflejan el continuo viajar humano. Al contar un cuento traemos los sonidos de las palabras migrantes. Sin fronteras.
Publicado originalmente en euskara en el diario GARA:http://www.gara.net/paperezkoa/20110614/272528/eu/Hontzarena
quarta-feira, junho 01, 2011
Um Porto de Contos
terça-feira, maio 17, 2011
Calabazas iluminadas
“Nosotros las poníamos en la carretera vieja de Alegia. Agarrábamos una calabaza, entonces crecían en cualquier sitio, la vaciábamos, y con un cuchillo hacíamos una calavera y metíamos una vela dentro. Después la colocábamos al lado del camino al anochecer. Entonces pasaba un coche muy de vez en cuando, hacia Madrid, y algunos camiones. Cuando veían aquella luz se asustaban, ya que todo estaba a oscuras. Y nosotros nos reíamos cuando paraban. Así pasábamos el tiempo entonces, ya que no había mucho más”.
Nuestro padre hizo el comentario en la sobremesa, al hilo de un relato que encontré en el libro “Euskal mitologiaz. Jentilak eta kristauak” (Sobre mitología vasca. Gentiles y cristianos) de Anuntxi Arana. “Duny –Pétré escribió cómo hacían Basajaunes en Garazi [Saint Jean Pied de Port]: vaciar una calabaza, poner dentro una vela encendida y por la noche colocarla a la vera de un camino, para reírse de cualquier miedoso que pasase por allí”. Una vez le escuché a la madre que hacían algo parecido con las calabazas, de pequeñas, en su barrio de Gaztaino, en Errenteria.
Hablamos muchas veces sobre la importancia de la transmisión lingüística, la lamentable pérdida que supone el romper la cadena del idioma. En cambio, en contadas ocasiones hablamos de la transmisión imaginaria; sobre el problema de dejar perder el mundo fantástico que generación tras generación ha construido una cultura, que nos arrastra a una homogenización cultural lamentable y, sobre todo, aburrida. Hoy en día es el mercado el transmisor de la fantasía, de una fantasía enlatada, de forma maravillosa en apariencia, pero que sustituye y niega la socialización cultural por propia iniciativa de la sociedad.
Ante ello, quizás, el primer paso sea preguntar, a nuestros padres, abuelos…; a qué jugaban, qué escuchaban, qué contaban; para saber. No con nostalgia del pasado, sino con esperanza de futuro.
Publicada originalmente en euskara en el periódico GARA:
http://www.gara.net/paperezkoa/20110517/266803/eu/Kalabaza-argidunak
terça-feira, maio 03, 2011
La maquina de hacer viento
Una amiga narradora me contó una anécdota maravillosa. Una tarde se acercó a una biblioteca ya que tenía allí mismo una sesión de cuentos, pero se quedó extrañada al no ver más que una niña. La niña tendría unos 6 o 7 años y estaba sentada en la primera fila, esperando los cuentos. La amiga no sabía muy bien qué hacer y se acercó a la niña a decirle que seguramente tendrían que suspender la sesión. Entonces la muchachita le dijo, firmemente: “Yo no he venido a escuchar cuentos, he venido a escuchar la historia de La casa de la máquina que crea los vientos”. La amiga estaba verdaderamente extrañada y le contestó que ella no sabía ese cuento. “Sí, -le contestó la niña, segura de sí misma-, tienes que saberla. Tu sabes historias y tienes que contarme esa, ya que de lo contrario mis amigos no creerán que esa casa existe, y pensaran que soy una mentirosa”. Y mientras esto le decía miraba a la narradora firmemente a los ojos., esperando la narración. “¿Y tú qué hiciste?”, le pregunté a la amiga. “Le conté la historia, claro; no iba a dejar que sus amigos pensasen que era una mentirosa”.
Contar cuentos e historias no es una actividad ligera; no es simplemente un pasatiempo. Una sesión de cuentos, no es una línea abandonada en una programación cultural; el narrador no es un cuidador de niños. Contar cuentos es dar salida a esas preguntas que desde la infancia a la senectud hacen su nido en nosotros, para que no vivamos en una gran mentira. Y eso es muy importante.
La relación entre la narradora y quien escucha va más allá de las palabras. Pero, ahora, quizás querréis saber qué historia le contó mi amiga narradora a la niña. Para eso tendréis que asistir a una de sus sesiones. O preguntarle a la niña.
Originalmente publicado en euskara en el diario GARAhttp://www.gara.net/paperezkoa/20110503/263628/eu/Haizearen-makina
terça-feira, abril 19, 2011
Que somos y no somos
Un amigo vivió un suceso extraño. Como iba a casarse en el extranjero tuvo que formalizar unos papeles en la embajada española; su sorpresa fue extrema cuando le comunicaron que no existía. No podía creerlo, asaltado, de repente, por las dudas de su propia existencia. Nacido fuera de España, en el exilio de su familia republicana, parece ser que no existía registro alguno de su llegada al mundo. Pero él estaba allí, en carne y huesos, delante de aquel funcionario. Y este se dirigía con él. No era, pero estaba. Tenía nombre y lo nombraban. Parece ser que el exilio lo condenó a la inexistencia.
El escritor vasco Marc Legasse imaginó una linda metáfora con los contrabandistas y Euskal Herria, en su obra “Los contrabandistas de Ilargi Zaharra”. Los contrabandistas, como Euskal Herria, son pero no existen; transitan bajo la luz de ilargi zaharra, la luna llena, en un mundo sin fronteras. Condenados a la inexistencia, caminan por senderos ocultos conscientes de su propia presencia. Como las brujas. Unos hombres discutían en un bar sobre la existencia de las brujas. Uno de ellos regresaba a casa echada la noche, cuando se le aparecieron las brujas en el camino. Y se lo dejaron claro: “¡Que no somos pero somos, aquí estamos ciento cincuenta y cinco!”. Y una tras otra le fueron golpeando. Al amanecer lo encontraron ahorcado colgando de un árbol.
Del mismo modo los narradores y narradoras extienden, a la luz de la luna llena, los nombres de lo que existe. Viajan a través de las palabras. Y con ellas. Eduardo Galeano escribió que “quien sabe contar cuenta sabiendo que el nombre es la cosa que el nombre nombra”. Y aun habiendo muchos narradores, narradoras, es difícil conocer sus nombres. Como ese amigo inexistente, al narrador, a la narradora le ocurre que tiene que reivindicar su existencia, su nombre.
segunda-feira, março 21, 2011
Cuento-Poteo

Inmejorable el comienzo de este año del Festival Internacional de Narración Oral Ahoz-Aho, que se celebra en los pueblos gipuzkoanos de Tolosa y Ordizia. A los organizadores, la agrupación de activistas culturales Asvinenea y el grupo alicantino La Caratula, se les ocurrió la idea de comenzar
el festival con un Cuento-Poteo por las calles y bares de Ordizia. En este punto convendría explicar en qué consiste el poteo. El poteo es ir tomando potes en cuadrilla por los bares. El pote se le llama al trago que se consume en el bar, un vaso de vino, de media cerveza (zurito), txakolin…, o lo que le apetezca a cada cual. Deben de ser tragos cortos, ya que se cambia de bar continuamente. Se realiza, normalmente por la tarde antes de cenar, y también al mediodía. Para hacer más “viable” el poteo están los pinchos, pequeños bocados expuestos en la barra de los bares. Durante el poteo las cuadrillas charlan tanto en los bares como en el
Al llegar a Ordizia, pudimos obesevar, gratamente, la decoración expuesta en la fachada de lacasa de cultura Barrena, donde coloridas calabazas gigantes de distintos tamaños se disponían por doquier, visualizando así el lema del festival de este año: “Hala Bazan…. Este lema hace referencia al final más conocido y extendido de los cuentos vascos que reza (con una traducción aproximada): “Si fue así o no lo fue, que se meta en la calabaza (el cuento), y aparezca en la plaza de… (aquí se menciona al pueblo que se desee)Ordizia”. Una buena idea que nos lleva directamente por el camino de los cuentos. Una vez reunidos en el bar donde estaba pensado comenzar el acto lúdico-narrativo, el narrador bizkaino Doro Zobaran (que un par de horas antes presentó su espectáculo infantil) agarró su guitarra e invitó a todos a acompañarle cantando uniéndose Txefo, componente junto con Anduriña de la pareja “narrativa” Badut, con su charango. A partir de aquí los cuentos y los cantos acompañaron a las gentes que poteaban de bar en bar, de calle en calle. Los cuentos de Doro, Anduriña y Txefo, Irantzu Mantxo y el que esto subscribe, fueron surgiendo a pie de calle, encima de una silla, entre las gentes que compartían la barra del bar. Alprincipio podían verse caras de extrañeza, sin lograr entender lo que ocurría, pero enseguida las sonrisas

Una experiencia hermosa digna de repetirse tanto en Ordizia como en otros lugares,conscientes de las
dificultades, por supuesto, que conlleva contar en este tipo de ambiente. El contar cuentos durante el poteo es una suerte de reivindicación de la palabra dicha en un espacio cada vez más ocupado por la música que surge de altavoces por encima del volumen de la voz humana, por retransmisiones deportivas televisadas que apagan otro tipo de transmisiones vocales. Las tabernas no son solamente lugares donde se bebe, son lugares de encuentros de gentes, quizás principalmente eso, donde se desarrollan e intercambian informaciones, relatos, anécdotas, amores, discusiones, confidencias… Son lugares en los que compartimos, espacios vivos en los que se socializan las relaciones humanas, positivas y, cómo no, negativas también. Llevar el cuento narrado a estos espacios, no como una actuación al uso o presentación de un espectáculo, sino integrado en ese ir y venir de gentes, contribuye a hacer de la palabra protagonista de nuestras relaciones, y, al mismo tiempo, llevar la imaginación y la fantasía a una actividad, aparentemente intranscendental, más o menos cotidiana y alejada de lo que llamaríamos circuitos culturales. Puede ser, también, una manera de conjurar la realidad a través de los relatos contados, alejándonos del pensamiento uniformado y proponiendo un pensamiento basado en la interlocución y la reflexión.
Por todo ello, y quizás más, la apuesta por organizar el cuento-poteo es digna de mención y, además nos lo pasamos estupendamente, esperando que se repita. Un interesante y bello comienzo para el Festival Ahoz-Aho y no cabe sino agradecer tanto a los organizadores del evento como a los ayuntamientos de Ordizia y Tolosa el poder llevarlo a cabo, no sólo este acto sino el festival en su conjunto.
Y si así fue, o no fue, que entre en la calabaza y salga en…